Desde invitaciones para visitar playas, lagos y volcanes, hasta competencias deportivas, en El Salvador se darán cita ciudadanos del mundo que serán los mejores embajadores al volver a sus países de origen. Este creciente auge de la marca país también es una forma de impulsar el desarrollo local, la economía nacional y la restauración de espacios para el esparcimiento, la cultura y el intercambio de experiencias entre los ciudadanos del mundo.
No podemos desaprovechar esta oportunidad y mantenerla será una tarea de todos. El sector privado mediante la oferta de bienes y servicios y el sector público manteniendo las condiciones de seguridad, transporte y salubridad que permitan el intercambio internacional dentro de nuestras fronteras. El país puede volver a ser un destino privilegiado de turismo, hay que recuperar la imagen positiva y dejar atrás nuestro violento pasado.