El Gobierno salvadoreño enfrentaría el próximo año un déficit fiscal cercano a los $1,000 millones, una cifra que no se veía desde 2009, cuando la crisis económica internacional golpeó a las finanzas públicas del país, señaló ayer la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).

José Andrés Oliva, analista del tanque de pensamiento, señaló que las previsiones del Ministerio de Hacienda contenidas en el anteproyecto del presupuesto de 2019 señalan que para el próximo año se espera un déficit fiscal del 3.7 % del Producto Interno Bruto (PIB).

El déficit fiscal aparece cuando los gastos son mayores que los ingresos. Esta brecha alcanzaría los $1,000 millones en 2019 y sería el más alto en una década. La última vez que las finanzas públicas se enfrentaron a un monto similar fue en 2009, recordó Oliva, cuando la recaudación de impuestos se vio golpeada por la crisis económica internacional. Ese año, el déficit cerró en $1,172 millones.

Fusades criticó ayer el incremento del déficit fiscal, que atribuyó a un gasto excesivo. Carolina Alas de Franco, analista del tanque de pensamiento, indicó que entre enero y octubre pasados, el déficit del Sector Público No Financiero (Gobierno Central y empresas públicas no financieras) llegó a $427.9 millones, un aumento del 92.7 % -o de $205.8 millones- respecto a los $222 millones reportados en el mismo periodo de 2017.

Alas aseguró que este incremento proviene de un mayor nivel de gasto público, que terminó por contrarrestar los ahorros que generó la reforma de pensiones del año pasado.

Hasta octubre, el gasto del SPNF creció en $471.3 millones, equivalentes a una tasa del 9.7 %, “la más alta desde 2012”, aseguró Fusades.

El gasto corriente, sin incluir los intereses de la deuda y las pensiones, aumentó en 11.8 %, equivalente a $369.9 millones. En los primeros 10 meses de 2017, en contraste, solo creció 2.1 % ($65.3 millones).

Dentro del gasto corriente, las transferencias son las que más aumentaron: $140 millones o 33.9 %. En este rubro se incluyen los subsidios, que se decidió aumentar luego de la derrota electoral que sufrió el partido en el Gobierno, el FMLN, durante los comicios de marzo pasado.