El 15 de Septiembre en El Salvador al igual que en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, se conmemoraba con desfiles conformados en su mayoría por estudiantes y militares. Cada año recorría Centroamérica una antorcha para recordar la independencia. Se trataba de una recreación de cómo la noticia de la independencia hizo su camino a través de los diferentes países del istmo. Todas estas actividades quedaron suspendidas por la emergencia de la pandemia, la necesidad de buscar sentido de pertenencia, identidad nacional para los salvadoreños y centroamericanos. No.

La conmemoración en 1921, del centenario de la independencia, fue ambiciosa, los centroamericanos del siglo veinte, aspiraron a una región unificada: El sentido de las fiestas patrias de hace cien años fue grande. Los Estados de Guatemala, El Salvador y Honduras, según la Constitución política de la República de Centroamérica de 1921: “En unión perpetua e indisoluble, constituyeron una Federación Soberana e Independiente que denominaron República de Centroamérica y reservaron un puesto a Nicaragua y Costa Rica”. La República tripartita duró poco, fue disuelta en enero de 1922.

Costa Rica en junio de 2018, propuso al resto de Centroamérica, celebrar juntos el bicentenario de independencia, con el objetivo de fortalecer la integración centroamericana, “nos parece que esta conmemoración cultural y educativa permitirá, sentar unas bases mucho más sólidas para los desafíos históricos que tiene el proceso de integración”, señaló la vicepresidenta y canciller costarricense, Epsy Campbell, que tenía la idea de incorporar dentro de este proyecto la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, impulsada por la ONU. No se conoce si se concretará esta propuesta.

Hoy conmemoramos el 199 aniversario de la independencia y muy poco se habla en el país de hacer preparativos para la conmemoración de los 200 años de la independencia. Lo menos que debería hacerse es nombrar un Comité del Bicentenario de la Independencia, integrado con la participación de todos los sectores de la vida nacional que tendría la responsabilidad de preparar, coordinar e implementar el programa de eventos para que nuestro país llegue fortalecido a su bicentenario.

A doscientos años de la Independencia, tenemos la gran oportunidad de imaginar juntos el país que queremos ser y emprender el camino para hacerlo realidad. Poner por delante el interés superior de la nación y asumir el compromiso de construir un país mejor.

Si reconocemos a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, ha llegado con el Bicentenario el momento de construir juntos el país que merecen nuestros hijos. El Bicentenario nos invita a soñar, y el país necesita de todos nosotros para hacer realidad esos sueños.

Llegar al Bicentenario como un país que afianza su sentido de pertenencia e identidad nacional debe ser el objetivo. Para lograrlo es indispensable tener una organización, con un plan, agenda y calendario de trabajo, formar en el tiempo más corto posible el Comité del Bicentenario que tendría la misión de articular y promover con los Órganos de Gobierno, los Concejos Municipales así como con organizaciones de la sociedad civil, la planificación e implementación de las actividades de la Agenda de Conmemoración del Bicentenario, la concertación de proyectos, bajo un enfoque cultural, político, social y territorial.

Un año es un tiempo corto pero suficiente para elaborar un plan de largo plazo que contenga las políticas nacionales de desarrollo que deberá seguir El Salvador en los próximos diez años. De tal manera que se puedan superar los daños causados por la pandemia y se definan las políticas nacionales de desarrollo para asegurar a todos los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social.

La Generación Bicentenaria, los que tienen menos de 21 años, son el tesoro de la nación, es indispensable que el sistema educativo los haga protagonistas de su aprendizaje, a partir de 2021 se debe contar con un plan que permita que más alumnos estudien, durante más tiempo, con una oferta de calidad reconocida, equitativa e inclusiva, en la que participen las instituciones y sectores de la sociedad.

Es el tiempo oportuno, de la mano del bicentenario de la independencia, para plantearse un proyecto colectivo que articulado en torno a la educación contribuya al desarrollo económico y social del país y a la formación de una generación de ciudadanos cultos, y por ello libres en una sociedad democrática e igualitaria. El Bicentenario debe ser una celebración que nos una como país. Bicentenario’ debe ser una de las palabras más pronunciadas o escritas en los próximos 12 meses.