Este año la Organización de las Naciones Unidas celebra el Día Internacional de la Mujer bajo el lema: generación de la igualdad. Y no podía ser de otra manera, luego de una historia mundial y local en la que la voz de la mitad de la humanidad se ha visto silenciada bajo una cultura y tradiciones que justificaron la violencia y la discriminación.

En nuestro país, las diferencias por razones de género han privado a las instituciones, los gobiernos y los movimientos ciudadanos, de una visión más abarcadora e integral de la que la mayoría de hombres carecen. Las mujeres están presentes en los círculos de poder, en la academia, el ejército y los partidos políticos. En la diplomacia y en misiones de paz destacan por su responsabilidad e integridad.

Pero todavía quedan muchas mujeres estudiantes, trabajadoras agrícolas y empleadas a domicilio, que necesitan ver reforzada la protección de sus derechos humanos.

No basta con las actividades conmemorativas, la visibilización de las mujeres debe traducirse en mayores cuotas de participación y en verdadero ejercicio de poder, no en ser una figura decorativa o cuota que completar.

Eduquemos a las niñas y a las jóvenes en la defensa de sus derechos humanos, demos oportunidades equitativas y asistencia oportuna a quienes lo necesitan para construir sus vidas. Solo una generación consciente de la igualdad en el goce de todos los derechos podrá hacer de este un mundo y un país mejor.