Archie Harrison Mountbatten-Windsor, primogénito del príncipe Enrique y Meghan Markle, fue bautizado este sábado en la capilla del Castillo de Windsor, en una ceremonia completamente privada, que no pudo ser atestiguada por las decenas de personas que se apostaron en las afueras del lugar.
La ceremonia fue oficiada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby. Pese a la total discreción en que se desarrolló el bautizo, en el que estuvieron presentes los duques de Cambridge, el príncipe Guillermo, hermano de Enrique, y Kate Middleton, la familia real compartió su felicidad a través de las redes sociales y publicó dos imágenes del evento.
“Los duques están felices de compartir la alegría de este día con el público que los ha apoyado totalmente, desde el nacimiento de su hijo. Les agradecen por su amabilidad al darle la bienvenida al recién nacido y celebrar este momento tan especial. Sus altezas reales se sienten afortunados de disfrutar de este día con su familia y con los padrinos de Archie”, dice parte del texto que acompaña las fotos.
La pareja real no reveló quiénes son los padrinos de Archie, y, al parecer, tampoco se dará a conocer hasta dentro de un par de años, según la petición que hizo Enrique.
Meghan y Enrique si respetaron la tradición real y Archie fue bautizado con agua que proviene del río Jordán, además, utilizó el ropón de los Windsor, que mandó a confeccionar la reina Isabel II y que han portado los bebés de la realeza británica durante los últimos 11 años. La jerarca de la familia real encargó una réplica exacta para preservar el frágil atuendo histórico y para que la tradición continúe.