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Un eclipse total de Sol sumió este martes en la oscuridad a una franja de 150 km, en el norte de Chile y el centro norte de Argentina, antes de perderse en el Atlántico, en una fiesta con cientos de miles de personas extasiadas por el fenómeno.

Minutos antes de que ocurrieran el eclipse total y se oscurecieran por completo las regiones de Coquimbo y Atacama, cerca de las 16H39 locales (20H39 GMT), reinaba el silencio.

Pero a medida que el Sol se fue oscurenciendo para dar paso a la penumbra y revelar una corona de fuego alrededor del sol, los vítores, aplausos y gritos emergieron entre quienes vivieron este momento único.

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"Oh Díos mío, es increíble", gritaron con asombro algunas de las mil personas que subieron hasta el observatorio La Silla, ubicado a unos 2.400 metros de altura, en las cercanías de La Higuera. "Otra, otra", lanzaron varios visitantes una vez que el fenómeno terminó al cabo de dos minutos minutos largos.

"Es impresionante. La verdad, es que aunque uno sepa a lo que va, es chocante el minuto en que empieza a venir la sombra de la oscuridad y comienza ese silencio", dice Sonia Duffau, astrónoma chilena.

Para el turista de Chile, René Serey, ésta "fue una experiencia para vivirla varias veces en la vida".

Unos 20 minutos antes del inicio del eclipse total, la temperatura descendió varios grados y una pequeña brisa comenzó a recorrer esta "Zona Cero" de la observación astronómica.



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Capital de la astronomía

Pero el interés que despertó este fenómeno, que se pudo ver en buena parte del Cono Sur, fue generalizado. En Santiago, las azoteas de los edificios altos del centro de la ciudad, las plazas y los parques se llenaron de personas que, en muchos casos, veían un eclipse por primera vez en sus vidas.

En Argentina, el principal punto geográfico de observación fue la región de Cuyo, donde miles de personas lo convirtieron en un paseo turístico. En cambio, en la capital, Buenos Aires, no se pudo ver nada por la inclinación del sol cerca del horizonte a la hora del fenómeno, además de las nubes y los edificios.

"Chile es hoy día la capital del mundo en astronomía", dijo el presidente chileno, Sebastián Piñera, que se desplazó a La Silla y luego a La Higuera, un pequeño poblado a los pies del observatorio, para observar en su epicentro al eclipse.

"Somos los ojos y los sentidos de la humanidad para poder mirar, observar y estudiar las estrellas y el Universo", afirmó Piñera.

No es usual que un eclipse total pase justo sobre un observatorio profesional. Operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO), La Silla -a 2.400 metros de altura- se preparó desde hace años para vivir este momento.

"Muy pocas veces ha pasado que la totalidad de un eclipse se vea sobre un observatorio. La última vez que pasó esto fue el año 91", en el observatorio de Mauna Kea (en Hawaii)", dice el astrónomo de ESO, Matías Jones.

Los científicos iban a comprobar algunas teorías y a poner en práctica experimentos.

"Los eclipses son una chance para poder estudiar la parte externa de la atmósfera, que es la corona, ya que la Luna está tapando toda la parte central del Sol", explica.

Poder predecir el momento exacto de su ocurrencia es también una hazaña científica. "El hecho de que podamos predecir que hoy vamos a tener un eclipse total en La Silla es un tributo a la humanidad", aseguró el director general de ESO, Xavier Barcons.

La Silla fue uno de los primeros observatorios internacionales que se instaló en el norte de Chile, que gracias a sus prístinos cielos concentra casi el 45% de la observación astronómica mundial, con los más potentes telescopios y radiotelescopios del mundo.



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Acercar la ciencia a la gente

En los pueblos del interior de las regiones de Coquimbo y La Serena -a entre 500 y 800 km al norte de Santiago- se vivía este momento mágico como una fiesta popular, un siglo después de que otro fenómeno similar, ocurrido en Sobral en Brasil, permitiera a un grupo de científicos comprobar por primera vez la teoría de la relatividad de Albert Einstein y consolidar una de las mayores revoluciones de la historia de la ciencia.

"Es muy bueno ver mucha gente acá (...) Es muy importante comunicar que lo que hacemos no es tan complicado. Si no tenemos esta conexión con el público, se puede pensar que lo que hacemos es muy complicado y no es tan así", dice entusiasmado el astrónomo armenio-iraní Elyar Sedaghati, a punto de vivir su primer eclipse total de Sol. Entre 300.000 y 350.000 personas se desplazaron a las regiones de Coquimbo y Atacama para vivir este eclipse, iniciado en el Pacífico.

Los colegios concluyeron su jornada antes para que los estudiantes puedan participar en los múltiples talleres y actividades lúdicas y educativas en torno al fenómeno, al igual que muchos lugares de trabajo.

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Algunas aerolíneas fletaron aviones con invitados especiales para ver el eclipse desde el cielo.

Los científicos adelantaron alteraciones en la fauna en el momento de la umbra, porque "ellos reaccionan a la luz. Baja la temperatura (…) y también hay efectos físicos: una brusca baja de temperatura genera diferencias de presión y una pequeña brisa", explica a la AFP el astrónomo Luis Barrera, director del Departamento de Física de la Universidad Nacional de Ciencias de la Educación (Unce).

En el norte, las autoridades temían al tráfico tras el eclipse. "Lo más difícil es el retorno. Todo fluye al mismo lugar y en ese caso la infraestructura no da abasto", advirtió el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, a medios locales.

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