El Banco Central de Reserva revelaba el lunes que los salvadoreños en el exterior enviaron durante el mes de octubre unos $571.5 millones en remesas, el monto más alto desde que la institución tiene registro, de 1991, hace 29 años.

Evidentemente, esa cifra es gracias a la recuperación económica de Estados Unidos, el principal socio comercial y con la mayor comunidad de salvadoreños en el exterior. Durante meses, la economía estadounidense se contrajo y provocó una drástica caída de las remesas. Con la recuperación en aquel país también se han recuperado las remesas.

Esta es una muestra de cómo la economía salvadoreña es tan directamente dependiente de la economía estadounidense y de ahí la necesidad evidente de mantener una buena relación con el gobierno de aquel país, independiente de quién sea el presidente de la gran nación norteamericana.

Muy probablemente Estados Unidos propiciará el traslado de empresas estadounidenses desde el sudeste asiático a Centroamérica y el Caribe, hay que aprovechar esas oportunidades y demostrar que El Salvador puede ser un aliado sólido, con una democracia y una institucionalidad fuertes donde se respetan los derechos humanos y las libertades públicas.

Estados Unidos enfrenta cambios políticos y muy probablemente hará algunos reenfoques económicos a los que habrá que adaptarse como nación. De ahí la necesidad de estudiar esos cambios, el gobierno salvadoreño debe construir puentes con la nueva administración, escuchar las voces representativas del futuro gobierno de Joe Biden y tomar en cuenta las observaciones que tengan sobre nuestra realidad.