Para muchos hablar de Economía Solidaria resulta nuevo, se trata de una manera diferente de organizar la producción, distribución y consumo de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de la ciudadanía. Son personas que organizan emprendimientos con base territorial, en su mayoría son pequeñas empresas familiares, que venden sus bienes a domicilio o en mercados en barrios y colonias.

La seguridad alimentaria, hoy más que nunca es vital. El mes de mayo es la época en que entra en actividad el Agro Salvadoreño. Es necesario promover la producción agrícola familiar y la creación de pequeñas agroindustrias que proporcionen trabajo estable especialmente a personas del sector informal.

Sin embargo pese a su importante contribución a la economía nacional, los pequeños agricultores no han tenido toda la atención de los encargados de la formulación de las políticas agrícolas. A ello se debe el elevado porcentaje de pequeños agricultores que siguen siendo pobres. Según estimaciones, más de 430 mil personas, el 15 % de la población ocupada trabaja en estas actividades y sus ingresos mensuales promedio es de $168.54 (por rama de actividad económica) o $272.7 (por grupo de ocupación).

El desarrollo de la agricultura familiar en la nueva normalidad post COVID-19 puede ser una de las vías para mejorar los medios de vida rurales del país. No hay donde perderse apoyar el desarrollo de la agricultura familiar es luchar contra el hambre y la pobreza.

La economía solidaria en las ciudades puede desarrollar actividades económicas que aporten a la implementación, de una Nueva Agenda Urbana basada en actividades como la distribución local de alimentos, la gestión del agua. la producción local de bienes y servicios, desarrollo de energías renovables, reciclaje y reutilización de materiales.

En San Salvador se podrían organizar unidades productivas asociativas de economía solidaria conformadas por un grupo mínimo de cinco personas pertenecientes a una colonia, las cuales podrían dedicarse a la producción de bienes y servicios competitivos en el mercado, que permitan la generación de ingresos y la creación de empleos dignos.

Un ejemplo de economía solidaria urbana es el de mujeres que impulsen emprendimientos productivos cooperativos para la elaboración de productos de limpieza y trabajar en la producción de mascarillas y envases para alcohol en gel, entre otros insumos. El objetivo principal es integrar a pequeños grupos de mujeres en una red de producción y comercialización para que generen ingresos autogestionando sus proyectos a partir de capacitarse en una actividad productiva determinada.

Hacer viable la economía solidaria supone un respaldo importante del gobierno que debe brindar acompañamiento y orientación permanente; apoyo en materia financiera, con préstamos blandos, administrativa, legal, contable, comercial y publicitaria; capacitación permanente con la posibilidad de realizar un diplomado en desarrollo empresarial para quienes conformen una idea de negocio; participación en ferias y eventos, y fortalecimiento de los emprendimientos consideradas viables.

Nos encontramos en un momento lleno de incertidumbre. Se vuelve urgente establecer las medidas necesarias y sentar las bases para salir de esta crisis sanitaria, económica, política y social para sacar adelante al país.

La Economía solidaria en su carácter de innovación frente a la crisis, propone la posibilidad de crear alternativas para hacerle frente a la crisis derivada del COVID-19, Se propone un marco de reactivación de relaciones de producción, intercambio y consumo basadas en la solidaridad y la cooperación, orientada a las personas y a una distribución más equitativa . Para ello, es necesario combinar los recursos y capacidades de las organizaciones de la sociedad civil. Unir cadenas comerciales, promover una relación directa productor-consumidor. Hay productores agrícolas que tienen cantidades de alimentos que podrían ofertarse para el consumo urbano a precios justos. No olvidemos el campo es crucial para la seguridad alimentaria.

Las iniciativas de economía solidaria han demostrado en otras partes del mundo que son una opción para superar las crisis económicas y sociales, y crear las condiciones necesarias para sostener la vida, los casos de éxito como el uso del trueque en Argentina frente a la crisis de 2001, las monedas alternativas en España durante la crisis de 2008, el surgimiento del cooperativismo en Brasil en la segunda mitad de los años 80’s. Es una propuesta para todas las personas, por lo que su puesta en marcha no debe limitarse a esta contingencia. Ante el Coronavirus la economía solidaria es opción. Es necesario que la gente se organice para sacar adelante la economía familiar. Si cambiamos el rumbo de nuestras decisiones y compartimos la responsabilidad que tenemos en ello, habremos descubierto que toda crisis esconde una oportunidad.