Una docena de alcaldes de Guatemala, El Salvador y Honduras, manifestaron esta semana su preocupación y su oposición a la explotación de una mina en territorio guatemalteco que potencialmente puede contaminar el río Lempa que recorre los tres países y que especialmente es esencial para el abastecimiento de agua potable para nuestro país.

Los alcaldes se referían a la mina Cerro Blanco, localizada en el municipio guatemalteco de Asunción Mita, muy cerca del puesto fronterizo de San Cristóbal y denunciaron que la empresa canadiense Bluestone Resources pretende cambiar la metodología de minería subterránea de túneles, por minería a cielo abierto que consideran “más destructiva” y los daños al ambiente, al agua y a los ecosistemas “son irremediables e irreversibles” por utilizar de manera intensiva grandes cantidades de cianuro y arsénico para separar el oro del resto de material removido.

Según los alcaldes, la mina Cerro Blanco ha causado la contaminación de la cuenca Ostúa-Guija-Lempa poniendo en riesgo a la población de los tres países, y además en la denominada región Trifinio ha secado las fuentes de agua de dos aldeas guatemaltecas en Asunción Mita.

El Lempa, que tiene un recorrido de 422 kilómetros, nace en Guatemala, sigue por Honduras y desemboca en el Pacífico de El Salvador. Es en nuestro país que tiene el recorrido más largo: 360,3 kilómetros y además, es fuente de agua potable para el área metropolitana de San Salvador. Esperemos que los gobiernos de la región tomen cartas en el asunto para impedir un desastre ambiental irreversible.