Un conductor manejaba en un nivel de intoxicación alcohólica impresionante el fin de semana. Las autoridades lo detectaron más de 500 miligramos por decilitro de alcohol tras ser sometido a una prueba de alcotest en un control antidoping en la carretera al Puerto de La Libertad, tenía un equivalente a 10 veces más del límite permitido, es decir más de 20 cervezas consumidas.

Ese nivel de irresponsabilidad extrema no fue única, por desgracia. Entre el 1 de diciembre hasta el 25 de diciembre, las autoridades detuvieron a más de 158 conductores por conducir en estado de ebriedad, muchos causantes de accidentes de tránsito.

No parece que hay escarmiento porque las autoridades han detectado conductores irresponsables por todo el país y de todas las edades durante lo que va del mes. ¿Por qué tanta irresponsabilidad? Es necesario que la sociedad salvadoreña tome conciencia del enorme riesgo de esta práctica y se eduque en este sentido, pero además, sepa denunciar a quienes se atreven a seguir en ella.

Conducir bajo efecto del alcohol o las drogas es sumamente grave para el entorno donde uno pasa. Cuando alguien bebe y conduce vehículos, está poniendo en juego su capacidad cognitiva y de respuesta, lo cual aumenta el riesgo de sufrir un accidente y no solo dañarse uno, sino dañar a gente inocente e incluso hasta matar por esa conducta irresponsable.

El gran problema es que hay una mentalidad de irresponsabilidad e impunidad absoluta en quienes conducen ebrios o drogados. Parte del problema es que la multa por conducir bajo los efectos del alcohol y droga es de las más bajas en Centroamérica. La goma moral desaparece rápidamente y los efectos legales son relativamente mínimos.