El mensaje de las autoridades migratorias estadounidenses desde hace semanas es que sus fronteras siguen cerradas para la migración indocumentada, pero los salvadoreños y otros centroamericanos, perseveran en intentar cruzar y llegar a Estados Unidos en busca de empleo y una mejor vida para ellos y sus familias.

De acuerdo al Barómetro de las Américas, el 32 % tiene intención de migrar. La mayoría de las personas que cruzan por la frontera estadounidense migran por razones económicas y reunificación familiar, aunque también se presentan razones de violencia y miedo.

Para que dimensionemos esta realidad, un total de 58,024 salvadoreños fueron detenidos o expulsados desde la frontera sur de los Estados Unidos en los últimos siete meses, un 44 % más que los 40,282 salvadoreños detenidos en el mismo periodo del año fiscal anterior.

Muchos migrantes arriesgan todo, venden lo poco que tienen aquí o se endeudan, y se llevan a las familias enteras, otros mandan a sus niños con traficantes de menores. La realidad es cruda en ese sentido.

La única forma realista de combatir la migración indocumentada es crear aquí las condiciones laborales, educativas y de seguridad para que la gente prospere, se supere económicamente, mejore sus condiciones sociales en un país estable, con certidumbre, en paz. Por supuesto se necesitan programas sociales e inversión para crear empleos dignos, de calidad, que irán mejorando conforme se vaya mejorando y haya mayor acceso también a educación de calidad y a formación vocacional que genere puestos de trabajo.