Estados Unidos busca crear incentivos para que las empresas estadounidenses con operaciones en Asia muden sus plantas de producción a Latinoamérica.

El movimiento surge en medio de la creciente tensión entre Pekín y Washington. El plan fue revelado por Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Donald Trump y la apuesta de la Casa Blanca para dirigir al Banco Interamericano para el Desarrollo (BID).

El funcionario estadounidense dijo a a la agencia Reuters que el proyecto podría generar inversiones de hasta $50,000 millones en rubros estratégicos que incluyen infraestructura, energía y transporte.

Claver-Carone no dio detalles sobre el alcance de los incentivos previstos, pero destacó el caso de un préstamo de $765 millones para Eastman Kodak Co. para el desarrollo de productos farmacéuticos en territorio estadounidense, insumos específicos para combatir la pandemia de coronavirus.

De acuerdo con el último informe de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, citado por Infobae, hay unas 35,000 grandes empresas (con activos por más de $25,000 millones) de capital estadounidenses operando en otros países del mundo. En total, emplean a 14.3 millones de personas.

Más de 17,800 están en Europa, donde el Reino Unido está a la cabeza (4,000), mientras que lo siguen Holanda (2,300) y Alemana (1,800). En América Latina y el Caribe hay unas 5,900, un poco menos que en Asia, donde hay unas 6,500, una región donde es relevante el peso de China que suma 1.700 por sí misma.

Algunas de las compañías producen en suelo chino el 100 % de sus productos, y otras sólo producen partes, o ciertos componentes para sus productos. La lista incluye a algunas de las más emblemáticas de los Estados Unidos, como Amazon, Apple, Coca-Cola, Dell, Exxon Mobil, Ford, General Motors, Gilead, Harley-Davidson, Hewlett-Packard, IBM, Intel, Johnson & Johnson, Microsoft, PepsiCo, Pfizer y 3M, entre otras.



Claver-Carone Tras la presidencia del BID

Estados Unidos anunció en junio que nominará al alto asesor del presidente Donald Trump para Latinoamérica Mauricio Claver-Carone para presidir al BID, una institución que nunca ha estado encabezada por un estadounidense en sus seis décadas de historia.

Claver-Carone, de ascendencia cubana y actual asistente adjunto de Trump y director para asuntos de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, es conocido por su activismo anticastrista de larga data y su firme oposición a la Venezuela de Nicolás Maduro.

La administración Trump dijo que lo propondrá para el cargo que dejará vacante este año el colombiano Luis Alberto Moreno, al frente desde 2005, cuando el organismo con sede en Washington enfrenta una "coyuntura crítica" por la pandemia de covid-19.

Claver-Carone, un abogado con trayectoria en temas económicos, encabezó la iniciativa del gobierno de Trump “América Crece”, que busca atraer inversiones del sector privado para impulsar el desarrollo en América Latina y el Caribe.

El asesor de Trump ya fue representante de Estados Unidos ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), cargo desde el cual apoyó el préstamo de $57,000 millones para Argentina acordado con el gobierno de Mauricio Macri.

El jefe de la diplomacia estadounidense para Latinoamérica, Michael Kozak, celebró en junio la nominación de Claver-Carone, subrayando en Twitter que “la prosperidad y la seguridad en el hemisferio occidental fluyen de mercados libres y liderazgo fuerte”.

También aplaudieron el nombramiento los diplomáticos de Estados Unidos Ronald Johnson, embajador en El Salvador, y Mara Tekach, encargada de negocios en Cuba.

El BID, principal fuente de financiamiento para el desarrollo de América Latina y el Caribe, nació en 1959 en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y ha tenido cuatro presidentes: el chileno Felipe Herrera (1960-1970), el mexicano Antonio Ortiz Mena (1970-1988), el uruguayo Enrique Iglesias (1988-2005), y el colombiano Moreno.

El sucesor de Moreno iba a surgir de la reunión anual del BID, prevista entre el 18 y 22 de marzo en Barranquilla. Pero la pandemia provocó la postergación de la cita para la primera mitad de septiembre, en el mismo lugar.

El próximo presidente del organismo será elegido por sus 48 miembros y para ello debe reunir el respaldo de países que representen la mayoría del capital y tener el apoyo de la mayoría absoluta de los 28 países americanos.

Washington tiene el 30 % del poder de voto en el directorio del BID, frente al 50 % combinado para los miembros de América Latina y el Caribe, de los cuales Argentina y Brasil tienen el 11 % cada uno y México, 7 %. Canadá detenta el 4 %.

El BID también tiene como accionistas menores a países de fuera de la región que suman en conjunto un 15% de los votos.

Con información de AFP, Reuters e Infobae.