Lo cierto es que por obligatoriedad se tendrá que programar la música salvadoreña, es un tanto vergonzoso, pues se devela que se menosprecia y se rechaza el producto nacional.
La discusión está abierta, sin embargo, es cuesta arriba, el músico y el artista nacional tienen que vencer todas las vicisitudes que se le prestan y programar su música significaría obtener un ingreso que principalmente se lo llevan músicos extranjeros; cualquiera diría que con las nuevas tecnologías el artista tiene la oportunidad de subir su música a cualquier plataforma en internet y resuelto el problema.
La realidad va más allá, la música y todas las artes promueven la cultura nacional y nos dan un valor de identidad. Si acaso esto se aprobara también todas las manifestaciones artísticas demandarán también dicha obligatoriedad; es decir, la literatura encontrará en las librerías un 40 % de autores salvadoreños, en las salas de cine, tal como ocurre en México, antes de una película se presenta un cortometraje nacional, lo cual estimula la producción audiovisual del documentalista y cineasta.
Podría también proponerse darle un porcentaje de la producción audiovisual en las salas de cine , ya que este arte empieza a despuntar y a muchos cineastas y documentalistas se les hace difícil llevar sus producciones al público nacional.
¿Aceptarán esto los cines nacionales? ¿La televisión salvadoreña aceptara que un 40 % de su programación sea producción salvadoreña? Más allá de programar el arte nacional en los medios masivos de comunicación, se deberá promover, estimular y apoyar la creación artística nacional a todo nivel como en el sistema educativo nacional, en los espacios públicos, y otros recintos donde los salvadoreños podamos conocer y reconocer el trabajo artístico salvadoreño.
Esperamos que esto sea el inicio de darnos cuenta que el arte nacional está relegado y no tiene el reconocimiento no solo de los medios de comunicación, sino incluso del mismo público nacional que llena y paga una tarifa alta en estadios y salas de conciertos cuando se presenta un artista internacional, contrario ocurre cuando lo hace un nacional y a quien lo limitan a ser telonero. Se requiere más que de buena voluntad y darle al arte salvadoreño el lugar que le corresponde.