Todo cambio genera dudas, genera incertidumbre, preguntas y hasta resistencia. Y sobre todo, cuando ese cambio tiene que ver con el dinero, los ingresos o los ahorros de los ciudadanos. Por eso la nueva legislación sobre el uso del bitcoin genera tantas interrogantes y tantas reacciones en la sociedad.

Las criptomonedas son un fenómeno reciente, un medio de pago sin intermediarios financieros estatales, más que una moneda como tradicionalmente la hemos conocido hoy. Se caracteriza por ser altamente volátiles, es decir, que tienen la tendencia de bajar o subir bruscamente de valor, es decir, que varía su rentabilidad muy rápida o frecuentemente.

El presidente Bukele ha sido el principal impulsor de esta ley y su más entusiasta defensor. La noche del martes decía que la ley es sencilla, bien estructurada para que tenga riesgo cero para quiénes no quieren asumir riesgo y aseguraba que el gobierno garantizaría la convertibilidad al valor exacto en dólares al momento de cada transacción.

Pero como decíamos, todo cambio genera dudas y es importante que las autoridades expliquen y disipen esas dudas entre la población para que no se deje llevar ni por las exagerados entusiastas de la ley ni los críticos exagerados de la misma. Los alcances y las aplicaciones reales de esta medida deben ser explicados a la población que evidentemente se preocupa o se entusiasma, pero como toda operación financiera, trae consigo riesgos y pérdidas.

De manera que es un gran desafío para las autoridades explicarle a la población para que con responsabilidad, puedan tomar decisiones al respecto.