El papa hizo un llamado a su llegada a encontrar “el clima sereno para avanzar por las sendas del progreso y del bienestar, y que los niños y los jóvenes, que han crecido en los últimos años bajo un clima de miedo y temor, puedan disfrutar de un futuro de auténtica paz”.
¿Podrá la clase dirigente de hoy releer ese mensaje en estos momentos de tanta polarización y ataques para intentar caminar por la senda del diálogo sincero y constructivo? Solo la sensatez y el encuentro pueden vencer las dificultades que sufrimos en El Salvador. Solo la unidad de propósitos puede ayudarnos a vencer los inmensos problemas que sufrimos. No se trata de pensar uniformemente, mal haríamos en sugerir eso, sino de que en medio de nuestras diferencias, prevalezcan la civilidad y la cordura.
Las palabras del papa Juan Pablo II a su despedida de San Salvador valen la pena recordarlas también: “La consolidación de las instituciones, el desarrollo de la actividad económica y del sistema educativo y sanitario necesitan la colaboración de todos”.