El coronavirus ha provocado la mayor crisis sanitaria de los últimos tiempos. La generación que ha vivido plenamente este siglo no ha vivido una situación igual dentro del mundo occidental y eso está afectando también al deporte. La tendencia durante toda esta semana ha sido la de la suspensión, como mínimo, durante las próximas dos semanas, de los principales acontecimientos dentro de este universo.

La crisis del COVID-19 se llevó primero por delante la Serie A en el mundo del fútbol. El país transalpino trató de aguantar con partidos a puerta vacía, pero tuvo que suspender al menos hasta a abril la competición debido a la gravedad de la situación.

Después han venido La Liga española y la liga portuguesa, que también se han suspendido dos semanas, y ciertos partidos de la Champions League y la Europa League, aunque UEFA no haya tomado todavía la decisión de suspender todo y haya cometido la imprudencia de que este jueves se hayan jugado partidos.

Otros deportes como el baloncesto, el tenis o el motociclismo también suspendían sus grandes campeonatos. La NBA, la Euroliga, los torneos de la ATP o el mundial de MotoGP han visto parada su actividad como mínimo hasta abril. Y en el horizonte hay unos Juegos Olímpicos que se revuelven contra toda amenaza y confían en poder seguir adelante este verano una vez se supere la crisis.

Todo esto ha recordado a la situación de las Guerras Mundiales. Las grandes guerras han sido las únicas que han suspendido las citas olímpicas. La última vez que se suspendió un gran evento fue en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, momento en el que se tenían que disputar los Juegos Olímpicos de Londres. Unos JJOO que finalmente se trasladaron a 1948. Pero desde entonces no se recuerda un parón similar.

El jerarca de la Alemania nazi, Adolf Hitler, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos Berlín de 1936. / Wikipedia


Lo que se llevó la IIGM

El deporte pasó a un segundo o tercer plano durante esta gran guerra. Desde el primer disparo en Polonia en busca de la anexión del país próximo a Alemania por las tropas nazis, los bandos que entraron en liza, centraron sus intereses en vencer y todo el mundo se vio involucrado de la forma que fuera en buscar la victoria. Jugadores de fútbol, de baloncesto, ciclistas, en definitiva, todo tipo de deportista era llamado para ir a la guerra sin hacer distinción con el resto de la población.

Evidentemente, donde siguió el deporte fue en los países que no se encontraban inmiscuidos en la guerra. En España se siguió jugando La Liga después de recuperarse de la Guerra Civil. En ese tiempo el Atlético Aviación, el Valencia, el Athletic Club, el Barcelona y el Sevilla se repartirían los títulos mientras la Primera División se ampliaba a 14 equipos.

Lo que no se libró fueron esos Juegos Olímpicos de 1940 y 1944. Los primeros estaban previstos en Japón, otro de los países beligerantes. En principio el Comité Olímpico Internacional decidió trasladarlos a Helsinki intentando que se pudieran celebrar, pero finalmente se suspendieron. Circunstancia que se repitió en Londres que vio recompensada la cancelación con los Juegos de 1948.

El día de Navidad de 1914 combatientes de diferentes países se unieron durante la Guerra para jugar juntos con un balón. / Agencias


El antecedente de la IGM

En la Primera Guerra Mundial las consecuencias de todo lo que sucedía eran más graves. El mayor desconocimiento y el hecho de que las condiciones fueran más precarias ponía todo en una perspectiva más caótica. En ese tiempo se suspendieron los Juegos Olímpicos de Berlín, ciudad que había construido ya su estadio olímpico y que acogería por primera vez la cita olímpica. Después pudo redimirse en 1936, en los llamados ‘Juegos Olímpicos Nazis’.

Inglaterra tenía muy desarrollada su liga de fútbol, pero el estallido de la Gran Guerra supuso un duro golpe. Aunque se siguió desarrollando durante los cuatro años que duró el conflicto bélico, muchos jugadores fueron cayendo por el camino. El Reino Unido incentivó plataformas como la ‘Football Batallion’ que llevaba a la guerra a muchos de estos futbolistas.

El mundo del tenis se vio paralizado cuando Wimbledon y Roland Garros tuvieron que parar tres y cuatro años cada uno. El Tour de Francia también pararía hasta 1919, con la anécdota histórica del inicio de la edición de 1914. El mismo día que los ciclistas daban su primera pedalada, el archiduque austriaco Francisco Fernando era asesinado. El belga Philippe Theis ganaría esa edición antes de que en esa Gran Guerra fallecieran grandes vencedores de ediciones previas como Lucien Petit-Breton, François Faber y Octave Lapize.

Evidentemente, esta crisis sanitaria no tiene que ver con la gran catástrofe que tiene una guerra que afecte al mundo entero. Pero la realidad es que todo el mundo está luchando por aplacar la imparable expansión del coronavirus para que tenga los mínimos efectos posibles. El deporte tendrá que parar para sumarse a esta particular guerra.