Durante la época de la pandemia, decenas de jóvenes de diferentes niveles educativos han tenido que dividir su tiempo entre la educación y el trabajo; muchos debido a su situación económica. Ese es el caso de Elmer Enrique Ramírez, un estudiante de noveno grado, que a sus 18 años labora en el campo para proveer maíz y frijoles a la mesa de su familia.

El proceso de aprendizaje se complica según Ramírez, porque antes cuando iba a la escuela tenía la tarde para estudiar, y los profesores explicaban mejor las tareas, ahora las tardes se han convertido en el único momento en el que puede acceder a su celular y revisar las guías y tareas que los docentes comparten.

“Sí, cultivamos, es complicado por la luz porque nos atrasa más, en el transcurso de la mañana estamos hasta mediodía trabajando; en las tardes se pone a hacer uno las tareas y no termina. En las noches ya no se puede hacer nada, como por la luz, no hay luz”, indicó el estudiante.

Irma del Carmen Carrillo, mamá de Elmer, manifestó cómo la labor de su hijo ayudó a la familia a alimentarse en el periodo de la pandemia en el que sus hijas mayores, dedicadas al trabajo doméstico, no tenían trabajo.

Sin embargo, según pobladores la cosecha en el 2020 no fue productiva como en otros años, porque debido a la cantidad de lluvia registrada las frijoleras acabaron pudriéndose.

“Mi hijo siembra, se hacen frijoleras también, y hoy que ni las frijoleras sirvieron todos podridos nacidos, por las lluvias se arruinaron”, lamentó Carrillo.
“El año pasado casi no trabajaron (sus hijas) con esto de la pandemia, siempre aunque sea maíz tenemos para comer ahí por mi hijo, se hacen frijoleras también, y hoy que ni las frijoleras sirvieron todos podridos nacidos, por las lluvias se arruinaron”. Irma del Carmen Carrillo, mamá de Elmer Ramírez, Caserío Los Encuentros

Sin electricidad


La familia Ramírez Carillo forma parte de 15 hogares que no poseen electricidad en el caserío Los Encuentros, ubicados en el cantón San Pedro La Palma, municipio de Tapalhuaca, La Paz, y aunque poseen un panel solar con el que logran cargar los celulares él y su hermana, que también estudia en su mismo año, no pueden iluminar los bombillos porque no se genera la energía suficiente.

Existen momentos en el que solo hay una opción, o carga el celular él o lo carga su hermana menor, o incluso en el que ninguno puede acceder a la electricidad porque “a veces el sol no pega”. Esto les ha llevado a pagar por electricidad, en casas donde sí cuentan con el servicio.



Ramírez solo desea seguir estudiando, y aunque está consciente que tendrá que sacrificar su tiempo y dinero para cargar la computadora que el Ministerio de Educación entregará, ya tiene un plan definido, cargarla por la noche en alguna casa y usarla de día.

“Yo quiero seguir estudiando porque sin el estudio no es nada uno, hay que sacar al menos tercer año para trabajar. Yo quisiera ser ingeniero, ingeniería en algo”, resaltó Elmer.
“Sí, cultivamos, es complicado por la luz porque nos atrasa más, en el transcurso de la mañana estamos hasta mediodía trabajando, en las tardes se pone a hacer uno las tareas”. Elmer Enrique Ramírez, estudiante de noveno grado Caserío Los Encuentros

Actividad laboral


Datos del ministerio de Educación revelan que en el 2018 cerca de 45,936 alumnos de educación media y básica realizaban algún tipo de trabajo mientras estudiaban, sin embargo, la cifra se ha reducido un 59 % en ocho años, ya que en el 2010 un total de 113,357 jóvenes desempeñaban actividades laborales.

Estas cifras, a pesar de no estar actualizadas por el Ministerio de Educación, reflejan que desde hace una década los mayores índices de trabajo se encuentran en el sector educativo público del país, por ejemplo en el 2018, 45,370 alumnos informaron que sí trabajaban.