Este año la cantidad que se destina al personal casi triplica el monto de hace casi dos décadas, de acuerdo a datos del Ministerio de Hacienda. Ciertamente ha aumentado -justificablemente- el número de policías, personal de Salud y Educación, pero también es una gran verdad que los partidos políticos se han vaciado en el aparato estatal en cada elección y eso provoca el engrosamiento de la planilla. La Asamblea Legislativa es un gran ejemplo de esta realidad.
El gasto en remuneraciones del Gobierno Central –que incluye a los poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo, así como el Ministerio Público– ha crecido en un 143 % de 2002 a 2019. La economía no ha crecido a esos niveles y lo que sí ha crecido es el déficit público. El Estado no puede seguir creciendo así, no debe ser visto como el gran empleador sino como un facilitador eficiente.