La plaga de los conductores ebrios se desató durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Las autoridades detuvieron a 89 conductores en estado de ebriedad entre el 15 de diciembre del 2020 y el 3 de enero del 2021, algunos en un estado casi inconsciente, totalmente embriagados con niveles escandalosos, peligros letales en la vía pública.

El gran problema es que hay una mentalidad de irresponsabilidad e impunidad absoluta en quienes conducen ebrios. Parte del problema es que la multa por conducir bajo los efectos del alcohol y droga es probablemente la más baja en Centroamérica, solo $57.14 y pasar detenidos 72 horas. Luego no pasa nada, la goma moral desaparece rápidamente y los efectos legales son mínimos.

Desde hace años se discute incrementar las multas a los conductores ebrios y quizás ha llegado el momento de hacerlo. Un diputado hizo hace unos años una propuesta en la Asamblea Legislativa que había que estudiar con seriedad, pero parece que los diputados no tuvieron interés en este asunto.

Lo más grave de la tolerancia a esta práctica irresponsable es que hay muchos motoristas del transporte público de pasajeros que usualmente manejan bajo efectos de alcohol o drogas sin que los propietarios de las unidades hayan hecho algo al respecto, por el contrario, siguen contratando a esos sujetos que muchas veces no tienen ni licencia porque se las han suspendido.

Es necesario que la sociedad salvadoreña tome conciencia del enorme riesgo de esta práctica y se eduque en este sentido, pero además, sepa denunciar a quienes se atreven a seguir en ella.