El FMLN es una colección de errores predecibles fruto de su ortodoxia fanática, su arrogancia y una lealtad mal entendida. Por eso perdió el poder, por eso sigue viéndose como un partido en decadencia y por eso será muy difícil ver una recuperación. Lástima, en cualquier país del mundo una opción de izquierda pensante siempre es buena, qué pena que aquí no la tenemos.

El FMLN llegó al poder ofreciendo mil cosas, generó enormes expectativas positivas y negativas. Demás está repetir los pésimos gobiernos que tuvo, su ineficiencia y parálisis en la toma de decisiones que ahora busca exigir al nuevo gobierno. Realmente sus miembros dan pena cuando critican, junto a ARENA, la militarización de la seguridad, cuando ellos pusieron a un político uniformado a dirigir la seguridad y la Fuerza Armada una década.

El persistente alineamiento con las dictaduras de Venezuela y Nicaragua, que aún persiste, les hizo también un daño profundo y tampoco quieren entenderlo. Celebrar el aniversario del triunfo sandinista de 1979 en San Salvador es un insulto a las centenares de víctimas de la dictadura de Daniel Ortega. Seguir expresando solidaridad a Maduro e intentar justificar sus desmanes, es solo un reflejo de la clase de ídolos que tienen. Me hacen recordar a los nostálgicos de Francisco Franco en España. Las lealtades mal entendidas con sus dirigentes cuestionados seriamente por sus actos de corrupcion o irregularidades, nunca las entenderemos. Dentro del partido no es muy diferente. La cúpula quiere seguir con el control del partido aunque formalmente le dieron a Óscar Ortiz el puesto máximo, decorativo, un premio de consolación. El resultado de ese experimento será otro fracaso más del FMLN. Los comandantes no entienden que causaron una decepción profunda en la gente, que sus políticas y visiones desfasadas ya no las compra más que una mínima porción de votantes. ¿Quedará una voz sensata en el FMLN que reflexione? Tal vez, pero dudo que quieran escucharla.