Siempre es difícil sentarse con el adversario, encontrar puntos medios, ceder posiciones y hallar soluciones de consenso pero nunca se debe renunciar al diálogo en un país civilizado. Es importante el respeto mutuo, evitar los insultos y ataques personales. La moderación y la sensatez son el mejor camino para lograr la armonía política y social del país. Se pueden mantener las grandes diferencias pero entendiendo que el país es de todos y necesitamos convivir en armonía.
Con diálogo es más fácil lograr elecciones responsables de funcionarios de segundo grado, créditos para los planes del Gobierno y la aprobación de leyes necesarias para el país.
Es más fácil sacar provecho de la capacidad de diálogo y del alcance de consensos que de las confrontaciones por mucha tentación electoral que puede resultar. Hay que escuchar los consejos de los embajadores europeos. Son valiosos.