Desde noviembre de 2017, la Asamblea Legislativa ha tenido congelada la propuesta de una Ley de Servicio Público que busca priorizar la meritrocracia y escoger empleados públicos por su capacidad y no por la tradicional costumbre de la afinidad partidaria o el nepotismo.

En tiempos de cambio de Gobierno y denuncias abundantes de nepotismo del anterior gobierno, la Asamblea Legislativa debería retomar esta discusión, además, el presidente Nayib Bukele debería sumarse a apoyar esta iniciativa que sin duda, impedirá que las personas que ocupen cargos públicos sean electos por compadrazgo y amiguismos.

Empleados públicos capaces solo redundará en mayores beneficios para la población, además que la misma legislación constituye una garantía y una protección a los empleados públicos capaces ante cualquier cambio de Gobierno, independientemente de sus afinidades personales.

Los partidos políticos, acostumbrados al reparto de plazas, práctica que tanto daño le ha hecho al erario público y a la población, han preferido congelar esta iniciativa pero esto no puede continuar así.

Este es el momento propicio para que El Salvador cierre las puertas a la contratación de funcionarios públicos a cambio de favores políticos o lo que es peor, al parentesco como requisito para los cargos.