El doctor Ángel Hernández expuso el uso de la cannabis en Estados Unidos en medicamentos para controlar las convulsiones, en pacientes epilépticos. / Diego García


Una parte del deseo de la pequeña María empezó a hacerse realidad ayer, con el primer simposio de actualización sobre la epilepsia en niños salvadoreños, como ella. Una enfermedad que padeció, pero que desde hace cinco años no volvió a aparecer.

Una profesional en la medicina fue la luz que orientó esa sed de servicio y ese apostolado a los pacientes con epilepsia. En el país no existía, hasta entonces, una organización o asociación que apoyara a los pacientes con este mal.

En las palabras de bienvenida de ese simposio, el neurólogo pediatra argentino Roberto Caraballo anunció que la Comisión Latinoamericana de Epilepsia (ILAE) eligió a El Salvador para implementar el plan piloto de un programa para las personas con epilepsia.

“Reconocer la mayor cantidad de personas con epilepsia como objetivo principal y ofrecer el tratamiento necesario, es el primer gran paso, porque en nuestros países existe una brecha muy grande que padecen de epilepsia y las que están reconocidas”, señaló ayer Caraballo, miembro de la ILAE.

Caraballo agregó que este año harán una semana de la epilepsia en el país, donde invitarán a todos los profesionales locales, instituciones, miembros de hospitales y público para que se enteren de la enfermedad; para él, un punto importante es educar a todos sobre la epilepsia.

“Para que las familias, las personas sepan cuando poder sospechar que su hijo pueda tener un problema relacionado a la epilepsia y tenga acceso a los centros para poder identificarlos como corresponden”.

El doctor Jorge Vidaurre disertó sobre los síndromes epilépticos y el estado epiléptico a pediatras salvadoreños. / Diego García




Claudia Valencia, neuróloga salvadoreña, estima que en el país existen 70,000 personas con epilepsia, pero añade que no hay un estudio que registre una cifra verdadera.

“En la edad pediátrica, la epilepsia representa la segunda causa de consulta, es un número de pacientes muy elevado: de 10 pacientes, siete u ocho tendrán epilepsia o han convulsionado”, dice Valencia, quien trabaja en el hospital de niños Benjamín Bloom.

Valencia refiere que el tratamiento contra la epilepsia en el país no es innovador, pero hay fármacos básicos para controlarlo: valproato, carbamazepina, fenobarbital y un par más que están escritos en un cuadro básico; pero no hay disponibilidad en el nosocomio.

Por ello, relata, ya han evaluado otras formas de contrarrestar la epilepsia: la cirugía. “No tenemos mucha experiencia pero que sí se ha realizado con los pacientes en el hospital”, asegura.

En unos 10 años, según Valencia, el hospital Benjamín Bloom ha hecho entre 20 y 25 cirugías cerebrales; pero afirma que con la creación de un programa contra la epilepsia se podría crear un proyecto especial para la realización de este tipo de operaciones.

María estuvo en el simposio ayer y, en escasos segundos, dio las gracias a sus médicos por aceptar venir al país. Hace un año y medio ella se preocupó por los niños que no tuvieron su misma suerte: operarse para detener las crisis epilépticas y desde entonces ha hecho campañas para recolectar fondos, y comprar medicamentos a los niños de escasos recursos. Los fondos recaudados del simposio serán donados a la fundación Misioneros y Peregrinos con Jesús, quienes apoyan a los pacientes epilépticos.