Roberto Cañas fue parte de la comandancia del FMLN. / DEM


Roberto Cañas, firmante de la paz por el FMLN, enumera algunas lecciones de la guerra y la paz que según su visión deben aprender los salvadoreños: la negociación, la pluralidad como ingrediente de la democracia, la posibilidad de reformar la Constitución para fortalecer el Estado y la separación de poderes del Estado. Cree que la firma de la paz debe ser recordada.

 

¿Es necesario conmemorar los acuerdos de paz?

Solo hay que hacer un recorrido en la historia del mundo contemporáneo para darse cuenta del profundo significado que tiene la historia, revise el fin de la Segunda Guerra Mundial, el día de los veteranos en Estados Unidos, el día del recuerdo de la invasión a Normandía o el día de la gran guerra patria en la ex Unión Soviética, para esas personas, la conmemoración de esas fechas son sagradas en el recordatorio de todos los ciudadanos que participaron en el conflicto. Yo diría que el pueblo que no conoce su historia no tiene sentido de pertenencia, no tiene identidad, es un cuerpo sin alma. Ni Mauricio Funes ni Salvador Sánchez Cerén ni Nayib Bukele hubiesen podido ser presidentes si no se abre con el Acuerdo de Paz, la democratización del país que permitió cambiar el “Consejo Central del Fraude”, aquí en El Salvador la historia de las elecciones era la historia de la burla. Había grabaciones clásicas, sacaban los tamales, las fotos eran de votos tirados a la basura. Hay que recordarlo porque el acto de Chapultepec es el acto fundacional del Estado salvadoreño en la segunda mitad del siglo XX. Enero es históricamente pesado: 1932, 22 de enero. Aquí pasa desapercibido. Todo fue distinto después de 1932 y todo fue distinto después de 1992. Aquellos que dicen ¿cuál paz? nunca los siguió la Guardia Nacional y les puso cordeles en los dedos pulgares o quizás están acostumbrados a las películas gringas. Aquí llegaban a las 11:00 de la noche, se lo llevaban, lo desaparecían y lo mataban.

 

¿Cuál es la lección que deben aprender los salvadoreños de la guerra y de la firma de la paz?

La primera es la validez de la negociación como método para resolución de conflictos. Duró 22 años la guerra, 80,000 muertos, ¿qué sirvió para resolverlo?, un esquema de solución político negociada, los instrumentos de solución alternativa de conflictos, la negociación, la mediación, el arbitraje. La primera lección es la negociación sigue siendo válida, en las escuelas se debería practicar. Dos, después de más de 30 años de dictadura militar, empezaron las tareas de la construcción democrática, aquí no teníamos experiencia de elecciones libres, la pluralidad es una cosa consustancial de la democracia, los concejos plurales no hubieran podido si no hubiera habido negociación. Otra lección es que la Constitución se puede reformar, a nosotros nos decían que no se podía. La lección es que se pueden crear nuevas instituciones para que fortalezcan el Estado, creamos la PNC (Policía Nacional Civil), la Academia, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. Tienen que aprender que el respeto a las ideas políticas es consustancial a la democracia y que los acuerdos de San José posibilitaran que a nadie lo mataran por sus ideas políticas. La lección que debemos aprender es que no necesariamente los presidentes de los tres órganos de Gobierno deben ser del mismo partido. Es triste que el costo social de la construcción de la democracia hayan sido 80,000 muertos.

 

¿Cuáles son los puntos débiles en la democracia en El Salvador?

Una democracia que está trabajando en las tareas de la construcción de la democracia. Cuando haya referéndum, plebiscito, iniciativa de ley ciudadanas, que son cosas aquí astrales. No estamos a nivel de pregrado de democracia. Hay democracia cuando hay participación e igualdad. El tema del voto en el exterior, no estamos hablando de cosas astrales, a mí me digan que en El Salvador no se puede. Hay que hacer pactos, acuerdos, un pacto contra la extorsión, por la educación. ¿Y cómo se va a hacer?, negociado. Hay que negociar lo de las pensiones no solo las cúpulas de los partidos.

 

¿Qué tanto el desprestigio político puede socavar la democracia?

Sí es grave porque es perturbador que uno de los cimientos de la democracia salvadoreña es el artículo 85 de la Constitución, que lo hicieron muertos de miedo quienes lo elaboraron en la Asamblea Constituyente y dijeron que la única forma de representación del pueblo es a través de los partidos políticos. Si están desprestigiados, está averiada la posibilidad de que la representación de los pueblos sea a través de los partidos. Debía aprobarse una reforma donde los partidos y los movimientos tengan los mismos derechos.

 

Perfil

 

Roberto Cañas López

Economista con posgrado en formación de investigadores educativos y catedrático universitario. Fue miembro de la Comisión Política del FMLN. Su seudónimo era Rubén Rojas. Exmiembro de la Resistencia Nacional (RN).