Como suele hacer toda dictadura cuando se siente acorralada, Venezuela buscó un distractor, un culpable externo y declaró “alerta naranja” en la frontera con Colombia, como una manera de distraer la atención sobre el desastroso estado de la economía y la vida cotidiana de los venezolanos.

El regimen venezolano ha practicado las peores bajezas de la historia latinoamericana y esta situación sucede “casualmente” solo días después que con su patrocinio, un pequeña parte de la banda narcoterrorista de las FARC anunció que ha retomado las armas en Colombia.

Lamentablemente, la Organización de los Estados Americanos ha probado ser -una vez más- un ente inoperante que se mueve a paso de tortuga para defender los postulados de la Carta Democrática y solo se pasa el tiempo discutiendo procedimientos mientras dictaduras como las de Venezuela y Nicaragua siguen aplastando a sus ciudadanos.

Mientras el regimen de Maduro siga siendo el mayor foco de inestabilidad en América Latina, la región verá aparecer problemas de todo tipo como distractores de esa crisis, desde el rearme de las FARC hasta caravanas migratorias y éxodos.

El oprobioso regimen de Maduro y su patrocinado en Nicaragua, son el origen del caos y la inestabilidad de toda la región.