Salvador Samayoa prevé una situación económica grave. / DEM


Salvador Samayoa no duda de los logros del Acuerdo de Paz que culminó con su firma el 16 de enero de 1992 y cree que se pueden sintetizar en libertades civiles y políticas. Que el poder político esté en manos de Nayib Bukele es producto, sostiene, de que el Acuerdo haya instalado un clima de respeto ideológico político y de los resultados electorales en El Salvador. Sin embargo, identifica retrocesos en el último año, el mayor, dice, lo tiene la Fuerza Armada, que la ubica 40 o 50 años atrás.

 

¿Es cierto que los acuerdos de paz fueron una farsa y una componenda entre dos cúpulas?

No, yo creo que esta es una de las declaraciones más desafortunadas que ha hecho el presidente. El Acuerdo de Paz, a menos que alguien sea muy ignorante o tenga mucha mala fe, no puede soslayar que el Acuerdo transformó la institucionalidad del país, produjo una apertura democrática que le hacía falta por décadas. Todos sabemos que el Órgano Judicial era un apéndice del Ejecutivo, no había independencia política del aparato de justicia y eso lo corregimos; todos sabemos que no eran confiables las elecciones y eso lo corregimos; todos sabemos que no había libertad de expresión, había una represión tremenda para los medios informativos, universidades, para las personas y desde ese momento El Salvador es una libertad irrestricta para que cada uno exprese sus opiniones todos los días en todos los medios. El que no sepa valorar esas conquistas para las libertades públicas y para la armonía social y el funcionamiento del Estado que se lograron con los acuerdos me parece de verdad sería muy ignorante. De hecho, el propio padre del señor Bukele tuvo expresiones muy positivas y elogiosas del acuerdo que habíamos logrado.

 

En los años 70, ¿hubiera podido participar, ganar las elecciones, Nayib Bukele?

No. Bukele está en el poder precisamente porque se modificó todo el clima de respeto a las corrientes ideológico-políticas y porque se aseguró que había transparencia y buen uso de todo el sistema electoral. En otro momento no habría podido ser presidente el señor Bukele.

 

¿Cuál es el mayor logro del Acuerdo?

Cada quien le puede dar un peso distinto a una cosa sobre la otra. Para mí, el tema de que aprendiéramos como sociedad a discutir y arreglar los problemas dialogando y concertando aunque tuviéramos diferencias muy importantes es un legado grande. La libertad de expresión yo la valoro muchísimo, el hecho de que no hay aparato de Estado amenazándote, reprimiéndote, como es el caso en los años que nosotros vivimos, que podíamos enfrentar la cárcel, torturas y cosas peores por las ideas que expresábamos, eso para mí es un valor importantísimo, la cultura democrática de convivencia entre los actores políticos. El acuerdo dio un escenario nuevo para hacer el trabajo de los partidos y las fuerzas políticas. Ya si los partidos lo usaron mejor o peor es otro problema, otra discusión, pero el acuerdo le dio al país un escenario nuevo para dirimir sus problemas y propiciar el desarrollo.
“Bukele está en el poder precisamente porque se modificó todo el clima de respeto a las corrientes ideológico-políticas y porque se aseguró que había transparencia y buen uso de todo el sistema electoral”.

El gran logro quizás son nuestras libertades civiles y políticas que tenemos ahora.

Si lo quisiera sintetizar, sí, serían las libertades civiles y políticas, eso incluye también que la Fuerza Armada no se metiera en la política, es la única manera de que los ciudadanos seamos libres, porque si hay un actor que tiene armas y se mete en la política está desbalanceada la cancha. De hecho, en cierto sentido, el Acuerdo su síntesis última fue decirle al FMLN ‘ustedes puede participar en la política pero sin armas’ y a la Fuerza Armada le dijo ‘ustedes puede conservar las armas pero sin política, no se metan en la política’, esa fue la síntesis a ese nivel de propiciar las libertades públicas.

 

¿El 9F ocurrió una instrumentalización política de la Fuerza Armada?

Sin duda, fue condenado en todo el mundo, ver soldados armados en el recinto legislativo es una imagen pésima. La Fuerza Armada manchó una imagen que la traía nítida por casi 30 años, todos le reconocimos que era una institución que cambió, respetó los esquemas democráticos, lo que hicieron el 9 de febrero fue una mancha muy muy fea en la historia de la Fuerza Armada, este alto mando está echando al traste una conquista de respetabilidad que le costó mucho a la Fuerza Armada en las últimas décadas.

 

¿Por qué la Fuerza Armada no se tiene que meter en política?

Porque no se puede hacer política si uno de los actores tiene armas y te amenaza con sus armas, y usa sus armas para ganarte, para derrotarte, para descalificarte, para intimidarte, entonces, no se puede, no hay manera de jugar el partido en una cancha tan desnivelada. Si cuando uno va a ser unas protestas, cualquier ciudadanía tiene derecho, y te van a reprimir a balazos, no se puede hacer política. Si uno va a ir a elecciones y la Fuerza Armada, como es el caso ahora mismo en este momento, que hasta los vehículos de la Fuerza Armada son usados para propaganda en el partido de Gobierno, en eso es un retroceso brutal, un retroceso de 40 o 50 años, el que este mando de la Fuerza Armada está haciendo.
“Los más jóvenes tienen que asumir la defensa de las libertades públicas y de la democracia. No podemos seguir siendo solo los mayores a los que nos interesa ese tema, lo defendemos, para que se respeten”.

¿Cuál es el retroceso y avance mayor?

Los mayores retrocesos se han dado en el último año. Quizás para mí el más peligroso sea el de la Fuerza Armada y el de la seguridad pública. Hay que acordarse que los llamados cuerpos de seguridad eran estructuras que pertenecían a la Fuerza Armada, la Policía de Hacienda, la Guardia Nacional, eran temidas por toda la ciudadanía, violaban los derechos humanos sin contemplaciones y con total impunidad. Haber rescatado la Policía, la seguridad, convertirla en una institución civil, fue un gran logro del Acuerdo de Paz. Ahora están haciendo el retroceso de volver a militarizar la seguridad pública y de ponerla al servicio de un partido político.

 

Después de 29 años, ¿se mantienen las causas de la guerra?

Según la mirada histórica académica de cada quien, yo siempre he creído que las causas de la guerra fueron políticas. Quien dice que fue la pobreza, yo respondo: pobreza ha habido y hay en todas partes del mundo y no hay insurrecciones, ni revoluciones, ni guerra civil por el hecho en sí mismo de que haya pobreza. La gente se insurrecciona, se levanta y toma opciones tan sacrificadas como la lucha armada cuando hay represión política, cuando no hay espacios políticos para que cada sector luche por sus derechos, cuando no se respetan los derechos de los otros. Entonces, para mí las causas de la guerra fueron eminentemente políticas y, bajo esa premisa, por supuesto que con el fin de la guerra y el Acuerdo de Paz esa causa quedó erradicada. Pobreza siguió habiendo, pero también todo debe ser evaluado en su justa dimensión, El Salvador se ha convertido en un país con amplias capas medias urbanas que tienen consumos superiores a los que tenía históricamente. Tenemos pobreza pero también tenemos una capa media ancha con acceso a bienes y servicios que antes no había.

 

¿Qué hay de las instituciones creadas por el Acuerdo de Paz pero mostraron debilidad y dependencia?

Las instituciones son débiles, siempre están desafiadas por comportamientos antidemocráticos, ya vio en una democracia sólida como Estados Unidos lo que pasó, amenazas a la democracia que hacen ver débiles a las instituciones, por supuesto que tenemos, hemos tenido, debilidad en la Fiscalía General, de la Corte Suprema de Justicia, quizás el mejor periodo fue el de la anterior Sala de lo Constitucional. En cambio ahora eso está un poco más en cuestión. Creamos el Instituto de Acceso a Información Pública (IAIP), que fue una conquista democrática, y ahora este Gobierno la ha convertido subordinada por completo a los designios del presidente de la República. Tenemos un retroceso democrático porque las instituciones no estaban consolidadas y el poder político las está volviendo a querer manipular.
“El Acuerdo su síntesis última fue decirle al FMLN ‘ustedes pueden particpar en la política pero sin armas’ y a la Fuerza Armada ‘pueden conservar las armas sin política’... A ese nivel de propiciar las libertades públicas”.

¿Qué tan importante fue el cierre del Tribunal Supremo Electoral en noviembre por parte de simpatizantes de un partido?

Es muy importante, es el tipo de presión violenta, que viola derechos de las personas, es una manera de proceder con violencia en vez de atenerse a los cauces administrativos institucionales. Lo que hizo el partido Nuevas Ideas es condenable y sí fue muy grave, presionar a la autoridad electoral, intimidarla, amenazarla, precisamente nos pone en la ruta de como estábamos hace 40 años, de que la autoridad electoral estaba subordinada al poder político.

 

¿Hay visos de regresión a periodos anteriores al Acuerdo de Paz?

Sin duda. Si el poder político manipula por la vía de la amenaza, de la intimidación, del soborno, a la autoridad electoral, eso es exactmente lo que teníamos hace 40 o 50 años, una autoridad electoral que no era confiable para la ciudadanía, que no garantizaba el respeto a la voluntad soberana del pueblo, sino que garantizaba que los designios del Presidente de la República, del poder político, del partido de Gobierno, iban a estar favorecidos. Por eso las acciones de Nuevas Ideas contra el Tribunal son gravísimas.

 

¿Cree usted necesario un giro en la Constitución de la República?

Creo que la mayor parte de disposiciones en la Constitución no veo por qué habría que tocarlas. Yo creo que funciona mejor o peor la Constitución con mejores o peores leyes, con partidos o fuerzas que respeten la Constitución. Sí hay cosas que podrían ser mejor, pero las podemos mejorar por otras vías. Además, me preocupa cuando la reforma constitucional la promueve un Gobierno, régimen, sector político con vocación autoritaria como en Venezuela o Nicaragua. Porque una reforma, cuando la promueve una reforma política sana y surge de un consenso o diálogo entre diversos sectores que están de acuerdo para mejorar el país; cuando la promueve un gobernante con el propósito de consolidarse más en el poder y de apartar la oposición política, a mí me preocupa mucho.

 

¿Usted sospecha que esta reforma intenta la perpetuación en el poder?

Sí, tengo la convicción que así es. Por supuesto, algunas de las personas que participan en la propuesta, como el doctor (Fabio) Castillo le van a decir, y yo le creo al doctor Castillo, que esa no es la intención, ok, yo le creo, pero lo que pasa es que, por ejemplo, si el partido de Gobierno tiene una mayoría legislativa dentro de dos meses, las propuestas que haga esta comisión serán una cosa, pero lo que en realidad van a aprobar en la Asamblea como reforma constitucional va a ser otra muy distinta, y va a ser lo que favorezca al proyecto de poder de Nuevas Ideas y de Bukele.

Salvador Samayoa, firmante de los Acuerdos de Paz. / DEM


¿Cuáles fueron los hechos que marcaron al país en el último año?

La pandemia nos marcó pero dentro de la pandemia el mal uso de los recursos por parte del Gobierno. Ha sido muy decepcionante que este Gobierno que dijo que había que desplazar a los otros para hacer mejor las cosas y las ha hecho peor, con cero transparencia, hay documentación abundante que hicieron compras con sobreprecio, han gastado cientos de millones con el pretexto de la emergencia y no le han dado cuentas a nadie... La cantidad de vetos que hizo el Presidente de la República en vez de un trabajo armónico. Fue un año malo, la salud pública no estuvo bien conducida, nunca tuvimos transparencia de los datos, tuvimos cadenas de televisión larguísimas intimidando, amenazando, regañando pero no un manejo científico. El hecho que haya inhabilitado la asignación del Fodes es una violación de la ley por la que tendrán que pagar en algún momento. Es una medida completamente electorera, de la misma manera la deuda política, a los partidos los tienen sin un centavo, mientras el partido de Gobierno se receta todos los millones de los fondos públicos para propaganda, para repartir bolsas de comida. Es un año marcado por el desnivel de la cancha de la competencia electoral.

 

¿Qué síntomas ve del modelo económico que persigue el actual Gobierno?

Este Gobierno no tiene pensamiento económica, la gente los eligió pero en realidad nunca hicieron un planteamiento de desarrollo del país. Los otros han tenido un concepto y un modelo, que uno puede o no estar de acuerdo. Por ejemplo, cuando los gobiernos de Arena dijeron vamos a depender menos de la agricultura y de la agroexportación, y vamos a fomentar que el país sea el sector terciario de la economía, los servicios bancarios, esa fue una decisión, tuvo sus aciertos y sus desaciertos, ganadores y perdedores, pero era un modelo. Pero este Gobierno no tiene un pensamiento económico, estos tienen un proyecto de poder, no un proyecto de nación. Lo único que les interesa es cómo consolidarse en el poder a cualquier precio. Para la economía van a ser años terribles. En 2017 cuando el Gobierno del presidente Sánchez Cerén entró en impago por pensiones el déficit fiscal era 3.2 % del PIB, ahora tenemos un déficit fiscal al cerrar el año del 9 o 10 % según como van a quedar calibradas las cifras. La deuda pública era 60 %, ahora es 90 %. Nos van a llevar a una situación de miseria a todos, no tengo ninguna duda de eso. Para llenar los ingresos que el proyecto de presupuesto que el Gobierno presentó tendrían que subirnos el IVA cuatro puntos. Yo veo una amenaza muy grande de miseria económica para el país, veo saqueo de las finanzas, no le dan cuentas a nadie, veo incompetencia.

 

¿No se va a resolver a futuro el hartazgo del salvadoreño hacia los políticos?

Yo creo que el resentimiento contra Arena y FMLN persisten, la novedad es que dentro de muy poco tiempo se va a añadir a ese resentimiento el resentimiento contra Bukele y Nuevas Ideas. La gente se va a sentir traicionada y engañada y creo que la ira y la cólera va a ser incluso mayor, ya ve las personas que fundaron y promovieron Nuevas Ideas en Estados Unidos, han hecho pronunciamientos públicos que estos señores los decepcionaron, que son unos corruptos. Cuando salió el Frente había la esperanza que iba a ser más decente sobre todo después de la corrupción de Tony Saca; luego, Funes salió igual o más corrupto que Tony Saca, entonces, la gente dijo ‘ni Arena ni Frente, ahora Bukele’. Bukele y sus colaboradores están dando pistas que van a terminar igual o peor que los anteriores.

 

¿Cómo ve las elecciones?

Estas son elecciones de burro amarrado contra tigre suelto, ellos se recetan todos los vehículos del Estado, de la Fuerza Armada, para llevar sus bolsas, su propaganda, es muy desnivelada la elección. De todas maneras, creo que la gente en el territorio va a votar por los candidatos locales, esta no es una elección presidencial. Nuevas Ideas cree que por Bukele van a ganar una mayoría inmensa en todas partes, yo no creo que eso va a ocurrir.
“Lo que hizo el partido Nuevas Ideas es condenable y sí fue muy grave presionar a la autoridad electoral, intimidarla, amenazarla, precisamente nos pone en la ruta como estábamos hace 40 años”.

¿No morirán los partidos tradicionales?

No, precisamente porque ha estado desbalanceada esta elección creo que van a sufrir otro bajón probablemente Arena y el Frente, pero no creo que ese bajón vaya a ser a un nivel que les impida mantener la llave de la mayoría calificada.

 

¿A qué se debe que partidos como Vamos o Nuestro Tiempo no arrancan?, ¿son cascarones o partidos sólidos?

Ni cascarones ni partidos sólidos. Son partidos nacientes, son pequeños, lo único que hay que determinar es si son pequeños o son enanos. Nuestro Tiempo ha inscrito solo en cinco departamentos y hacen bien en comenzar en jurisdicción que puedan manejar, creo que es perfectamente posible que pueda meter dos o tres diputados. Vamos también puede meter uno o dos. Creo que esos partidos tienen toda la capacidad de tener esa cantidad de votos en San Salvador y La Libertad.

 

¿Cuál es el mensaje a las nuevas generaciones sobre los 29 años de los acuerdos de paz?

El mensaje principal es que los más jóvenes tienen que asumir la defensa de las libertades públicas y de la democracia, no podemos seguir siendo solo los mayores a los que nos interesa ese tema, lo defendemos y nos matamos para que se respeten las libertades. Son los jóvenes los que tendrán que defenderla de aquí en adelante.