Los niños optan por trasladarse en bicicletas hacia los cantones retirados del municipio. / Saraí Alas


Blanca no tiene Facebook ni Twitter y no lee noticias. Su única fuente de información sobre la vacuna contra el covid-19 son sus vecinos en el cantón Jardínes, ubicado a unos 5 kilómetros del casco urbano de Nuevo Edén de San Juan, en el departamento de San Miguel.

La joven afirma que en realidad no ha experimentado o visto en carne propia una mala experiencia con la vacuna contra el covid-19, pero tiene claro que no permitirá que su hija sea vacunada.

“Sé que gente de la comunidad, dicen, se murió después de que se puso la vacuna, que se mueren más rápido. También dicen que si me pongo la vacuna ya no voy a poder tener más hijos y que destruye los órganos, por eso tampoco se la pongo a mi hija”, asegura Blanca Lidia Díaz, de 21 años de edad.

Los temores de Blanca continúan a pesar que el Ministerio de Salud (Minsal) se trasladó al menos cuatro ocasiones a este pueblo remoto ubicado al norte de San Miguel, limítrofe al departamento de Cabañas y a pocos kilómetros de Honduras.

Las jornadas de vacunación que realiza la entidad para los habitantes de los cantones Los Cucuruchos, Jardínes, Laureles, Montecillos, Ojeo, Queseras y San Sebastián, no han logrado atraer a todos los padres de familia de estas comunidades, quienes aún desconfían de las vacunas contra el covid-19.

Principalmente, temen efectos negativos inmediatos o a futuro en la salud de sus niños, según explican trabajadores de la alcaldía que pidieron mantener el anonimato por temor a la censura del Gobierno.

“La bulla de la gente es que la vacuna es mala, o que no se vacunan porque dentro de seis meses dicen que nos vamos a morir, yo por eso no voy a vacunar a mi hija”, concluye Blanca.

En el Centro Escolar de Nuevo Edén de San Juan piden a los niños y sus padres seguir medidas de bioseguridad. / S.A


Al igual que Blanca, María Marta Luna de 45 años de edad, se enteró de los supuestos daños que causa la vacuna contra el covid-19 a los niños y adultos al escuchar las habladurías de sus vecinos. Ella vive en el caserío Romero, del mismo municipio, y señaló estar confundida con los comentarios que escucha al salir a la calle.

“Muchas personas lo confunden a uno, de que las vacunas dan esto y lo otro. Yo, la duda que tenía es que dicen que la vacuna no es muy efectiva a la enfermedad y que mucha gente ya vacunada se estaba muriendo de la enfermedad. Tengo un niño que por eso mismo que he escuchado no lo he vacunado”, dice María Marta.

Óscar es el nombre del hijo de María Marta, él único que vive con ella actualmente debido a que es menor de edad. La mujer explica que los rumores que repiten sus vecinos y la falta de información sobre los beneficios de la vacunación para los niños, la detiene para inmunizar a su hijo.

Ella es evangélica y si bien su grupo religioso no ha hecho un llamado a sus seguidores para que no se vacunen, otros sí están persuadiendo a sus fieles para que no lo hagan, según lo que le cuentan sus amigas, “porque dicen que no es cosa de Dios”.

El Centro Escolar Nuevo Edén de San Juan no exige que Óscar, de apenas 11 años de edad, se vacune para asistir a sus clases porque es decisión de sus padres, indicó una fuente que labora en esa escuela. No obstante, en el centro educativo promueven el lavado de manos constante, la toma de temperatura, el distanciamiento entre alumnos y el uso de la mascarilla y alcohol gel.

Aunque María Marta mantiene sus dudas sobre la vacuna, se vio obligada a inmunizarse porque un banco privado le exigió la cartilla de vacunación del Ministerio de Salud para realizar un trámite.

La Alcaldía de Nuevo Edén también pide a sus habitantes el uso obligatorio de mascarilla.

La desinformación: el gran reto.


A pesar del sesgo entre los habitantes de Nueva Edén de San Juan, tanto Blanca como María Marta estarían dispuestas a recibir la vacuna para ellas y sus hijos si tuvieran información fidedigna y oportuna.

“Lo que quisiera es que me den información de que la vacuna que le voy poner no le va a hacer ningún daño, que no le va afectar tampoco en otro tiempo, que no le va afectar a los órganos y como en la escuela no se la piden, no se la voy a poner”, acotó María Marta.

La red social Facebook se volvió determinante en su decisión. Asegura que vio noticias que hablan en contra de la vacuna y que los médicos ‘no explican para qué sirven las vacunas anti covid’ y sus consecuencias, “como que causan coágulos de sangre en el cerebro, corazón y el cuerpo a las personas”.

Los conductores de mototaxis de Nuevo Eden de San Juan exigen el uso de la mascarilla para prevenir contagios de la covid-19. / S. Alas

¿Qué dicen los estudios?


Estas reacciones, sin embargo, son sumamente raras de acuerdo a estudios científicos avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El médico epidemiólogo, Alfonso Rosales, explicó a Diario El Mundo que la confusión sobre la vacuna es principalmente por personas con falta de conocimiento e información que divulgan sus propios temores al resto de la población.

Rosales señala que generalmente las mujeres, que son madres en la zona rural, tienen menor acceso a centros médicos por las distancias y reciben información de “amigos y familiares”, por lo que tienden a confundirse.

El epidemiólogo recomienda que las campañas de información sobre la inmunización deben focalizarse para disminuir temores, adaptar horarios de vacunación y determinar de dónde proviene la información errónea de la vacuna.

Los niños en Nuevo Eden juegan en el parque frente a la alcaldía.

Gobierno reconoce desinformación.


El ministro de Salud, Francisco Alabí, reconoce que existe grave desinformación sobre los efectos de la vacuna en las zonas rurales del país. Lo atribuye a “desinformación de ciertos sectores que generan temor a la población”.

“Es por falta de conocimiento, por falta de información, por desinformación de ciertos sectores que le han generado temor a la población y por eso no han recibido su vacuna”, indicó Alabí durante una entrevista al portal digital El Blog, el pasado 25 de octubre.

Alabí agregó que la mayoría de escépticos de la vacunación “no está en zona urbana”, sino que “la mayor parte está en zonas rurales donde, por varios motivos, las personas llegan a pensar que la vacuna no está bien, que la vacuna pueda tener algún efecto secundario. Pueden pensar que tiene un chip, que es la marca de la bestia, como dicen en muchas partes del territorio”.

María Marta no está de acuerdo en la vacunación de su hijo, porque teme afectaciones a su salud en el futuro.

Temen a la vacuna.


El “Estudio sobre el conocimiento y aceptación de las vacunas contra covid-19 en la población” de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) reveló que el 73 % de la población considera que la vacunación es el camino para abordar la pandemia; sin embargo, un 13 % no confía en la vacuna por supuestos efectos adversos.

En total, hay un 17 %de salvadoreños que reconoce no haberse vacunado. Las principales razones son temor a una reacción, porque los horarios de trabajo no se lo permiten o por confusión de la información que circula.

Óscar Picardo, director del Instituto de Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia (ICTI), asegura que aunque es una minoría, este 17 % representa a más de un millón de salvadoreños que aún tienen dudas sobre si recibir la vacuna o no.

De acuerdo al estudio, en la zona rural la gente no quería vacunar a sus hijos porque tenían temor de los efectos de la vacuna.

Picardo considera que el Gobierno debe realizar campañas de información sobre la vacuna para que la gente deje de lado el temor y la desconfianza al inmunizador. Además, afirma que es necesario acercar la vacuna por las largas distancias que deben recorrer los salvadoreños que viven en el área rural.

Las mujeres caminan largas distancias desde los cantones hacia el casco urbano de Nuevo Edén de San Juan. / S. Alas

Distancia y gastos, los otros detonantes.


El Ministerio de Salud inició la campaña de inmunización anticovid casa por casa el pasado 6 de octubre. Sin embargo, tanto Blanca como María Marta señalaron que también existen otros obstáculos para que las mujeres en Nuevo Edén de San Juan lleven a sus hijos a vacunarse.

Las largas distancias, la falta de transporte colectivo regular y problemas económicos son otras barreras que tienen las mujeres, delegadas por su círculo familiar a cuidar de los hijos, para sacarlos del municipio y llevarlos a inmunizar.

De acuerdo con trabajadores de la alcaldía consultados por Diario El Mundo, asistir a las jornadas de vacunación es mucho más fácil para las personas que habitan el casco urbano de Nuevo Edén de San Juan, debido a la distancia y el acceso a la información.

Sin embargo, cuando no hay jornadas de vacunación, las madres deben ir al municipio más cercano, que es Sensuntepeque, en el departamento de Cabañas, a 28.3 kilómetros de distancia. “Son 40 minutos solo llegar si uno va en vehículo, pero es caro. Son unos $20 para ir si no es en bus”, afirma María Marta.

Salir es extremadamente difícil. Las mujeres que pueden pagar el pasaje, muchas veces deben esperar hasta dos horas por los buses que las sacan del municipio.

Eso, cuando los motoristas así lo deciden: si no hay pasajeros, sencillamente, no salen.

El Ministerio de Salud no ha divulgado cuál es el avance en la vacunación en el área rural del país, ni cuántas vacunas se han aplicado a los menores de edad en todo el país.

El Plan de Vacunación del Gobierno fue declarado en reserva por el Ministerio de Salud durante los próximos siete años.

 

El dato


El 17 % de los salvadoreños no se han vacunado y un 11 % no quiere hacerlo, según un estudio del Instituto de Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia.

 

>> Esta investigación ha sido elaborada en el marco del curso de entrenamiento “Reporteando sobre inmunización” de la Fundación Thomson Reuters.