El Salvador fue degradado de una “democracia defectuosa” a un “régimen híbrido” por el Índice de Democracia de la Unidad de Inteligencia de The Economist, divulgado este miércoles. El Índice de Democracia de El Salvador cayó de 6.15 a 5.9 en el lugar 77, de un listado de 167 países. Es el único país de América Latina que fue degradado de un régimen a otro.

El puntaje global promedio del Índice de Democracia cayó de 5.44 en 2019 a 5.37 en 2020, en una escala de 0 al 10. Este es el peor puntaje desde 2006, desde que el Índice de Democracia es evaluado. En América Latina el índice cayó por quinto año consecutivo de 6.13 a 6.09.

El Índice de Democracia se basa en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del Gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles.

Cada país es clasificado en uno de cuatro regímenes: democracia plena, democracia defectuosa, régimen híbrido y régimen autoritario. Solo 11 países cambiaron de categoría de los 167 países analizados: 7 negativos y 4 positivos. Francia y Portugal perdieron su categoría de democracia plena, cayendo a una democracia defectuosa.

El Salvador y Hong Kong fueron relegados a de una democracia defectuosa a un régimen híbrido. Algeria y Mali perdieron su estatus de regímenes híbridos y entraron a ser calificados como regímenes autoritarios.

La nota de 5.9 es la peor de El Salvador desde 2006, año en que fue creado el Índice.

 

América Latina.


Las regresiones democráticas de El Salvador, Guatemala y Haití, según el informe, tuvieron un impacto negativo en el puntaje promedio de América Latina. El único país que fue degradado en su régimen democrático en la región latinoamericana fue El Salvador, de una democracia defectuosa a un régimen híbrido.

De 24 países, El Salvador está en el lugar 17, abajo de Guyana, México, Ecuador, Paraguay, República Domicana; y sobre Honduras, Bolivia, Guatemala, Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela, que tiene un puntaje de 2.76 en un régimen autoritario.

El informe indica que la pandemia fue utilizada por gobiernos para potenciar sus poderes y señala que en El Salvador las denuncias de corrupción proliferaron.

 

El caso salvadoreño.


El informe dedica un apartado a El Salvador titulado: “Autoritarismo en El Salvador: ¿un dictador en ciernes?”, que afirma que ningún otro país en América Latina se inclinó más hacia el autoritarismo en 2020 que El Salvador.

Reconociendo la popularidad del gobernante salvadoreño, señala que el presidente, Nayib Bukele, ha parecido ignorar los controles y equilibrios de su gobierno, cuando en abril de 2020 desobedeció sentencias de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, que pidió respetar derechos fundamentales en las medidas de cuarentena, ante las detenciones por circular en las calles. El informe de The Economist también menciona que “rodeó a la Asamblea Legislativa de militares y policías para presionar a la legislatura para aprobar un préstamo de $100 millones”.

A ello suma las críticas del presidente a los medios de comunicación que le investigan irregularidades en las compras y gastos relacionados con la pandemia.Sin embargo, el informe indica que Bukele obtendría el control de la legislatura y por tanto los controles sobre el poder del presidente serán aún más débiles y aumentará el riesgo de más ataques contra los opositores del Gobierno, medios de comunicación. Si persiste, “existe el riesgo de dejar cicatrices permanentes en la democracia salvadoreña”, indica The Economist.

 

  1. Elecciones y pluralismo.


Nota: 9.17. Elecciones libres, voto universal, igualdad de oportunidades, financiamiento político transparente, ciudadanos libres de interferencias y vigilancia estatal.

 

  1. Funcionamiento del Gobierno.


Nota: 4.29. Se evalúa si el Gobierno está libre de influencia militar, si hay rendición de cuentas, corrupción generalizada, si los ciudadanos tienen libre control sobre las vidas.

 

  1. Participación política.


Tiene un índice de 6.11. Asistencia a elecciones, mujeres en el parlamento, participación política, serios esfuerzos por promover la participación política.

 

  1. Cultura política.


Tiene un índice de 3.75. Consenso social sobre la democracia, población que desea un líder fuerte que sobrepase el parlamento y las elecciones, reglas militares, creencia en separación de iglesia y Estado.

 

  1. Libertades civiles.


Tiene un índice de 6.18. Libertad de prensa, libertad de expresión, medios de comunicación robustos, diversidad de opiniones, restricciones políticas, tortura, derechos humanos.