Durante décadas, Venezuela fue un referente de democracia y libertades públicas en una Latinoamérica plagada de regímenes militares, hasta que los venezolanos decidieron entregar su futuro al régimen de Hugo Chávez y 20 años después están hundidos en el desastre actual.

Chávez impulsó el Socialismo del Siglo XXI, una ideología autoritaria que destruyó la democracia, la economía y la estabilidad social de Venezuela, estableciendo una dictadura militar apoyada por el régimen cubano. Ante su muerte, Chávez heredó el poder a Nicolás Maduro, su canciller, un personaje de pocas luces pero de lealtad ciega a Chávez y los cubanos. Maduro primero ganó unas elecciones bastante cuestionadas en 2013 y luego se reeligió en 2018 en unos comicios sin reconocimiento de la oposición ni de la comunidad internacional, por lo que se convirtió en un usurpador del poder.

Maduro profundizó el desastre económico, la escasez y la hambruna en la población que, desesperada, ahora se lanza en su contra apoyando a la oposición. Es difícil predecir cual será el futuro de Venezuela pero ahora cabe la esperanza de que ese valiente pueblo recupere el camino de la democracia y el desarrollo que una vez los convirtió en la economía más fuerte de América Latina. Los pueblos debemos aprender estas lecciones de historia.