El presidente del Tribunal Supremo Electoral, Julio Olivo, a punto de culminar su periodo, está promoviendo el fin del voto cruzado, tal como lo estableció la Sala de lo Constitucional. Por supuesto, el señor Olivo cada vez que puede aprovecha las cámaras para despotricar contra los exmagistrados.

Ese es el tipo de iniciativas que busca revertir la inmensa mayoría de resoluciones de la Sala de lo Constitucional anterior. Ya vimos hace un par de semanas cómo empezaron desde la Asamblea a cortarle las alas a los diputados independientes y Dios sabrá qué viene después.

Hay una intencionalidad de hasta quitar el derecho a elegir por rostro y por supuesto el voto cruzado. ¿A quién beneficia quitar esos derechos? A las cúpulas partidarias que quieren volver a controlar las “planchas” legislativas. ¿Se acuerdan cómo la cúpula del FMLN quedó mal parada en la última elección y no salieron elegidos diputados? ¿Será esa la intención del señor Olivo, tan afín al ya saliente partido oficial?

En general, hay una clara intencionalidad en revertir gran parte de los avances que tuvimos con la Sala de lo Constitucional anterior. Es obvio. En la misma Corte Suprema de Justicia se ha fraguado la secretividad de las investigaciones de la Sección de Probidad y se ha declarado reserva de siete años a las auditorías patrimoniales de los funcionarios. Atrás quedaron los avances aquellos cuando el Instituto de Acceso a la Información Pública y la propia Sala abrieron las puertas al público sobre las declaraciones patrimoniales.

Fueron precisamente esos avances los que lograron los más sonados procesos judiciales contra funcionarios y expresidentes. ¿Entonces por qué se busca retroceder en todo eso? ¿Por qué cortarle las alas a los derechos de la ciudadanía de tener libre acceso a la información?