Estados Unidos es el nuevo epicentro de la pandemia del Covid-19. Hasta la tarde del 30 de marzo, el país tenía más de 161,000 pacientes confirmados. / DEM


Los efectos de la pandemia del Covid-19 en países como El Salvador apenas comienzan a sentirse, pero amenazan no solo al empleo y la actividad productiva local, también generan riesgos importantes para el flujo de remesas.

De acuerdo con un análisis de Diálogo Interamericano, la agudización de la crisis en potencias como Estados Unidos deja en desventaja a poblaciones vulnerables como la de los migrantes y, por ende, se anticipa una drástica caída en los envíos.

“Aunque la pandemia tiende a ser más peligrosa para los adultos mayores, los migrantes (que generalmente son mucho más jóvenes) probablemente se verán afectados de manera desproporcionada”, advierte Diálogo en un análisis a cargo de Manuel Orozco.

En 2019, El Salvador recibió $5,650.2 millones en concepto de remesas familiares, la cifra fue $259.4 millones mayor que la de 2018. Las cosas pueden cambiar drásticamente en 2020 debido a los alcances de la pandemia

California, Nueva York y Virginia, importantes núcleos de salvadoreños en el exterior, han tomado drásticas medidas para frenar el avance del Covid-19, una situación que no solo es económica, sino sanitaria.

“En términos de riesgos para la salud, los migrantes se encuentran en una franja de la población de los Estados Unidos que carece de acceso a servicios de salud adecuados y pueden estar expuestos a riesgos más altos que otros”, añade el análisis Orozco en Dialogo Interamericano, donde advierte que el temor a la deportación complica más las cosas, ya que desalienta que los migrantes busquen atención médica.

Según datos del Banco Central de Reserva (BCR), Estados Unidos es el principal origen de las remesas que recibe el país. Los salvadoreños residentes en dicho territorio fueron responsables en 2019 del 94.9 % del total de los envíos.

Orozco, especialista en de Migración, Remesas y Desarrollo, sostiene que junto a la crisis sanitaria los migrantes se enfrentan a un riesgo económico importante por el cierre continúo de negocios, la disminución de la actividad económica y una recesión en ciernes. “Los migrantes, que trabajan predominantemente en las industrias de la construcción y los servicios, pueden ser los primeros en perder ingresos. ya sea trabajando menos horas, días o perdiendo sus trabajos”, explicó.



La peor crisis desde 2009

En términos de vulnerabilidad financiera, los migrantes latinoamericanos y del Caribe -en Estados Unidos- tienen ingresos personales bajos. De acuerdo con Diálogo Interamericano el 35 % gana menos de $20,000 anuales, mientras que el 15 % tiene ingresos inferiores a los $50,000.

De acuerdo con el análisis de Orozco, el mundo se encamina a una recesión global y el frenazo de la economía estadounidense puede eliminar al menos 10 millones de empleos, situación que impactará a cerca de un millón de trabajadores migrantes.

La última gran crisis, en 2009, minó la capacidad de los migrantes para enviar dinero a sus familiares alrededor del 10 % cuando Estados Unidos tuvo un aumento del 8 % en la tasa de desempleo.

El estudio recalca que teniendo en cuenta las vulnerabilidades financieras y de salud de los migrantes, así como la recesión prevista, se estima que en 2020 las remesas disminuyan hasta -3 % comparado con 2019, sin embargo, el mismo estudio recalca que es un cálculo bastante “conservador”.

 

¿Cuál es la condición de los migrantes en EE.UU.?

 

Diálogo Interamericano, en el estudio “Migrantes, y el efecto de la pandemia en las remesas”, identifica que entre los migrantes desempleados solo el 10 % usará sus ahorros para enviar dinero a sus hogares (en 2009 era del 25%).

Asimismo, el 35 % de los trabajadores, afectados por la recesión por una pérdida temporal de trabajo de dos meses, considera que enviará un 5 % menos. Esta es una situación menos drástica que la ocurrida en 2009.

Sin embargo, el 65 % considera que continuará enviando dinero a sus familiares como lo hacía antes de la pandemia.