Hoy conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, oportunidad para rendirles homenaje y resaltar la grandeza y el enorme valor de este ser que es madre y padre, hermana, profesional, guía, esposa, amiga, pilar fundamental de la familia, motivo de admiración y respeto por sus sacrificios, su responsabilidad, su lucha inclaudicable y su abnegación.

Lamentablemente cada 8 de marzo también es un motivo para recordar las realidades adversas que las mujeres tienen que enfrentar y en nuestro país eso pasa por la trágica violencia que sufren, la discriminación laboral y otros males permanentes que la sociedad tiene el deber de corregir. Durante el último año, incluso, vimos con asombro cómo las mujeres fueron también víctimas de violencia política verbal, de una manera tan baja y vulgar como nunca habíamos visto en El Salvador.

La sociedad y el Estado tienen enormes deudas hacia las mujeres: la igualdad de oportunidades, la educación, el acceso a la salud, el respeto a sus derechos más elementales, la protección ante cualquier tipo de agresiones.

Son desafíos que tenemos que vencer como nación y que deben superarse desde la niñez, cuando hay que incentivarlas a su superación y también a los varones a promover el máximo respeto hacia ellas. Las mujeres son mayoría en términos estadísticos y su papel es admirable en miles de hogares donde son padre y madre, proveedoras de sus hijos y dignas ejemplos para sus descendientes.

Vaya nuestro enorme reconocimiento y admiración a todas las mujeres en su día y nuestro acompañamiento para un El Salvador mejor para ellas, sin la violencia tan repudiable que les ha tocado vivir a lo largo de la historia.