
Bartolomé Otero pidió que se conozca quiénes ordenaron y cometieron la masacre de Santa Marta. / Ó.M.
Blanca Miriam Ayala Mejía, Carlos Bonilla Velasco, María Digna Recinos, Bartolomé Otero y Rosa Rivera son víctimas del conflicto armado, de crímenes de guerra y lesa humanidad perpetrados por la Fuerza Armada y la Guardia Nacional y ayer pidieron conocer la verdad sobre los hechos y la reparación moral por parte del Estado salvadoreño.
Blanca Miriam Ayala Mejía tenía solo 13 años cuando su hermana, de 15 años, fue asesinada en la masacre del Sumpul, en el departamento de Chalatenango. El crimen fue perpetrado por miembros de la Fuerza Armada el 14 de mayo de 1980.
“A 40 años de la masacre, tengo esperanza que este día, los diputados realmente tomen una decisión a favor de las víctimas. No queremos $15 de pensión, pueden ser $1,000. Pero lo que queremos es conocer la verdad. En mi familia son casi 50 los muertos en la guerra, comenzando con mi papá, que lo mató la Guardia en Las Vueltas, Chalatenango, un 13 de mayo de 1980. Eso a mí no se me olvida”, dijo.
“Yo fui capturada dos veces por el Ejército, estuve presa un mes y 15 días en la Cuarta Brigada, me tuvieron parada. Yo no le deseo la cárcel a nadie, porque lo viví y no es fácil. No me daban comida, me insultaban. No le deseo la cárcel a nadie, solo deseo conocer la verdad y que haya reparación. Así como los diputados se recetan buenos salarios, ¿por qué no recetan una pensión digna para las víctimas de la guerra. Si pueden, pueden. El querer es poder y el poder lo tienen ustedes, señores diputados. Ustedes hacen las leyes”.
Carlos Bonilla Velasco, en 1975, pertenecía a las Comunidades Eclesiales de Base y fue perseguido por la Fuerza Armada, por lo que huyó de Santa Marta, Cabañas, hacia Honduras.
“Se nos ha pedido perdón y olvido. ¿Cómo podemos olvidar lo que hemos vivido? Podemos perdonar a quien nos pida perdón pero olvidar jamás olvidaremos lo que hemos vivido en carne propia”, expresó.
María Recinos también es sobreviviente y perdió a varios familiares en la guerra.
“Lo que quiero es que pidan perdón y den la cara. Si están en la cárcel no les vamos a ver la cara. Que (los victimarios) no estén en ningún puesto público, que no estén como diputados”, pidió.
Diputado, familiar
Cuando terminaron de hablar las víctimas, habló el presidente de la Asamblea Legislativa, Mario Ponce.
“La guerra nos dividió, nos separó a familias. Si no, pregúnteme a mí: un hermano en el Ejército y otro hermano en la guerrilla. Mi madre rezaba, hincada todos los días, para que los dos hermanos no se encontraran (en combate). Se terminó el conflicto armado, mi hermano no regresó, el que estaba en la guerrilla, por supuesto”, relató el presidente legislativo.