Con la llegada de los españoles la región centroamericana no recibió solo un nuevo idioma, una nueva religión o la práctica de otras costumbres, pues las enfermedades también cobraron fuerza en las poblaciones indígenas desde el siglo XVI, hasta el punto que las enfermedades venerias y las fiebres eran tan comunes en el siglo XIX. Diana Carolina Durán Marroquín recaba en su tesis, para optar a la licenciatura en Historia de la Universidad de El Salvador, que antes de la conquista el territorio salvadoreño contaba con una población mínima de 130,000 personas, sin embargo se redujo en un 50 % entre los años 1548 y 1551, donde entre las principales causas de la reducción demográfica estaba la influenza, la viruela, el sarampión, la fiebre amarilla, ente otras que originaron “grandes pestes”.
Para 1740, según el libro “El Salvador, la tierra y el hombre”, de David Browning, 58 pueblos quedaron despoblado en el país, por causas como enfermedades de la época. Durán Marroquín indica en su investigación que el intendente Antonio Gutiérrez y Ulloa mostró su visión sobre las enfermedades que afectaban la provincia de San Salvador. Destacando las fiebres intermitentes, las enfermedades inflamatorias, venéreas, las enfermedades cutáneas y las reumáticas.


¿De qué enfermaban en la colonia? El historiador e investigador, Carlos López Bernal, explica que el grueso de las enfermedades eran infecciosas. “En los niños, por ejemplo problemas gastrointestinales, mataba como moscas; luego estaba el problema de las epidemias, que pegaban fuerte, por ejemplo la epidemia del cólera, el sarampión, la tosferina, todas esas enfermedades transmisibles, diezmaban a la población porque no existía ni la vacuna”, manifesta. “Lo mejor era no enfermarse”, sostiene. López Bernal agrega que existían hospitales, pero de nombre, dado que eran instituciones de caridad administradas por religiosas, donde “se iba a bien morir”. “Enfermedades pestilencias como el cólera, la fiebre amarilla y la viruela, causaron grandes estragos en la población de El Salvador”, señala Durán Marroquín para el período post independencia. Incluso la labor de parto se convirtió en un peligro en la época previo a la independencia, Carlos Cañas Dinarte en su libro “Historias de mujeres protagonistas de la Independencia (1811-1814)”, plantea que las mujeres eran privadas de asistencia ginecóloga por los médicos.”Las enfermedades posparto producían grandes mortalidades y dejaban en la orfandad maternal a muchas criaturas recién nacidas”, asimila el historiador. Los historiadores destacan que el reino de Guatemala fue pionero en la vacuna contra la viruela, debido a que el médico Santiago José Celis introdujo la referida vacuna.




Si existían los hospitales, pero de hospital tenían el nombre. Eran instituciones de caridad en esos años, la salud se pensaba en esos términos... En realidad, a los hospitales se iba a bien morir". Carlos López Bernal, es historiador, investigador y docente de la Universidad de El Salvador.



Durán Marroquín asegura que se realizaron muy pocas iniciativas sobre la creación de hospitales, pero estos se encaminaban en “aliviar” a los enfermos. Mientras que el historiador Carlos López Bernal, afirma que la mayoría de la población buscaba remedios caseros, bajo la influencia de costumbres indígenas, cuando estos enfermaban.


Basado en información de Mario Daniel Ernesto Olivo Mancía, en su tesis sobre “Ciudadanía e Higienismo social en El Salvador entre 1880-1932”, se conoce que el primer recinto sanitario, en El Salvador, fue la Casa de Caridad y Capilla de Patrocinio, posteriormente el Hospital General de San Salvador, en 1806 por don Fernando Antonio Escobar, quien vendió parte de sus propiedades en San Jerónimo, Guazapa, para la construcción del centro de atención. Para esa época, y según fuentes gubernamentales, ya existía en la capital dos médicos, 12 cirujanos (barberos) y 26 curanderos, donde los tratamientos a aplicar se basaban en la medicina española. En el artículo “Las enfermedades más frecuentes a principios del siglo XIX y sus tratamientos”, publicado por la Institución Fernando el Católico, expone que en ese entonces en España los médicos no se lavaban las manos al atender un paciente, y debido a que no conocían las causas de las enfermedades no daban un adecuado tratamiento ni distinguían las enfermedades. El segundo hospital en fundarse fue el Hospital Santa Gertrudis de San Vicente en 1820. Pero según Durán, la salud en esa época se desarrolló “en base a la caridad, virtud cristiana convertida en estrategia política por el sector gobernante”.