La relación con Estados Unidos siempre ha sido especial para El Salvador. Ese país es el hogar de un tercio de nuestros connacionales, el principal destino de nuestras exportaciones, el país con mayor influencia política, económica y cultural en El Salvador. Desde Estados Unidos viene más del 90 % de las remesas y siempre habrá un salvadoreño con familiares allá.

De ahí que cuando se tensan las relaciones entre ambos países la única solución que queda es recomponerlas y recuperar esa relación especial. Estados Unidos es un socio confiable que comparte los valores de democracia, y respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales, un modelo ideal para El Salvador desde los Acuerdos de Paz.

Como bien dijo el enviado especial estadounidense, Ricardo Zúñiga, no siempre se va a coincidir en todo, pero lo importante es que se trabaje en conjunto en lo fundamental, en lo esencial, en el fondo de los problemas comunes y en la búsqueda de soluciones.

Por eso es una buena noticia saber del establecimiento de mesas de trabajo bilateral con representantes de la Embajada de los Estados Unidos para definir la agenda conjunta en la que trabajarán con la administración del presidente Joe Biden, principalmente para afrontar las causas de la migración, además de la lucha anticorrupción y el crecimiento económico de El Salvador.

Es fundamental el apoyo estadounidense para salir no solo de la crisis migratoria, sino también de la crisis económica que ha provocado la pandemia, para la crisis sanitaria misma, para el combate a las pandillas y el crimen organizado que asola la región y sobre todo, para lograr que haya progreso y desarrollo económico en El Salvador y nuestros ciudadanos no sigan arriesgando sus vidas en la migración ilegal.