Al son de Colombia, el cantante Carlos Vives deleitó a los salvadoreños con lo mejor de su repertorio musical. / Marcela Moreno


Desde el viernes por la noche arrancó la “Fiesta de Todos” para los salvadoreños que gozaron bailando y coreando a todo pulmón las canciones del rey del vallenato, Carlos Vives que ofreció un concierto en el Gimnasio Nacional “José Adolfo Pineda” y, el sábado, en el Carnaval de San Miguel.

Su presentación en la capital contó con un repertorio de 18 canciones con las que el artista colombiano de 55 años volvió a conquistar a sus fans creando una alegre atmósfera de parranda en la que nadie se quedó sentado, ni siquiera los asistentes especiales como Julio Riaño, Embajador de Colombia en El Salvador; Hugo Martínez, Ministro de Relaciones Exteriores y la efemelenista Loreña Peña.

Vives ataviado con un vestuario relajado compuesto por una camiseta gris y un pantalón vaquero azul, enardeció a su público con “Dejame Entrar”, “Pa Mayté, “Gota Fría”, “Ella Es Mi Fiesta” y otras tantas de sus fusiones de música colombiana con pop y rock que interpretó junto a su banda La Provincia.

“¿Cómo la están pasando?, ¿Bien?” (gritos afirmativos del público) “Qué bueno porque esta fiesta es de todos”, dijo el cantante y añadió: “Qué alegría ver a mucha gente aquí que, cuando venimos por primera vez, no había ni nacido”.

Carlos Vives se entregó completo en una velada en la que derrochó su carisma hablando y bromeando con los asistentes, derrochando su esencia y compartiendo sus habilidades tocando la guitarra, la armónica y demostrando sus dotes futboleros “tecniqueando” con un balón.

Una de las sorpresas de la noche ocurrió cuando el colombiano invitó al dúo salvadoreño Shaka y Dress al escenario para interpretar la canción “Tierra del Olvido”.

A medianoche, los ánimos llegaron al límite cuando Vives apareció en el escenario en su bicicleta y cantando su más reciente éxito que interpreta junto a su compatriota Shakira.

La mañana del sábado, el intérprete visitó la Fundación Forever, ubicada en la colonia Santa Eduviges, en Soyapango, para incentivar personalmente a los jóvenes becarios de dicha institución.