Desde la década de los sesenta del siglo pasado, existe el interés por el desarrollo de ciertas áreas deprimidas; las primeras experiencias fueron utilizando la teoría de polos de desarrollo, en varios países de América Latina.

En la década del setenta, sociólogos, antropólogos y geógrafos tomaron la iniciativa y desarrollaron un enfoque interdisciplinario que ha permitido un avance teórico y práctico muy rápido en los últimos cincuenta años. Lo más importante han sido los procesos de apropiación de esta estrategia, su puesta en práctica y de sus resultados por miembros de las comunidades. Paralelamente se han desarrollado otras estrategias de desarrollo económico en los territorios, que no son parte de la estrategia de desarrollo local, pero que han logrado mejoras significativas en las condiciones económicas de la población, me refiero a los Parques Industriales, Complejos Productivos y Zonas Especiales de Desarrollo.

La evolución de la estrategia de desarrollo local ha sido relativamente rápida durante las últimas cuatro décadas, se pueden distinguir tres etapas: desarrollo temprano de la estrategia de desarrollo local; la estrategia del desarrollo territorial; así como la convergencia de ambas estrategias.

En la década de los ochenta, el desarrollo local se hizo nuevamente importante, porque la sociedad se dio cuenta que varias de las características de los territorios deprimidos tenían la capacidad de satisfacer necesidades y preferencias de la población (paisaje, biodiversidad, artesanía, patrimonio, cultural); surgiendo la necesidad de ordenar, proteger, conservar y valorar el territorio como un elemento esencial para el desarrollo. En ese territorio el motor de su desarrollo es su capacidad de generar iniciativas locales, basadas en sus recursos, pero principalmente por el valor agregado por la innovación, diseño, calidad y mercadeo de los recursos endógenos, los cuales son expresión de sus ventajas comparativas. No obstante, en la práctica muchos de los proyectos de desarrollo local continuaron dependiendo excesivamente de recursos exógenos. La concepción económica estaba inspirada en el espíritu empresarial planteado por Schumpeter; en la concepción espacial todavía era notoria la influencia de la teoría de los polos de desarrollo de Perroux, también la de los estructuralistas de la CEPAL obtenida con el análisis de las ventajas comparativas. A principios de la década de los noventa se aceleró la investigación y producción teórica llegando a definir el llamado desarrollo económico local como una estrategia de los sistemas productivos locales con el objetivo de generar empleo. Se utilizaron varias líneas estratégicas como: elaboración de políticas económicas locales, reestructuración de los sistemas productivos, identificación de fuentes de empleo utilizando políticas activas como el pacto local y los parques industriales, identificación de condiciones o de medios innovadores, se inició lo que ahora se llama capital social. La diversificación productiva de los territorios rurales, facilitó la aplicación de políticas como la cooperación público-privada, la participación desde la base social, las iniciativas locales y en general una revalorización de lo rural. Se incorporaron elementos de desarrollo endógeno, sostenibilidad y autogestión. En esta época se comienza a utilizar en Europa las Agencias de Desarrollo Local, las cuales impulsan algunas de las políticas de desarrollo local que se utilizaban en esa época.

A mediados de la década de los noventa se desarrolla el llamado desarrollo territorial, tomando en cuenta los factores tangibles, pero dándole importancia a los factores intangibles como la innovación, la cooperación, la participación, la cohesión social y la cultura como factores de desarrollo. Se promovió el cambio estructural y una estrategia de desarrollo económico de los sistemas productivos locales. Un aspecto esencial fue la participación concertada de los actores territoriales para que asumieran el papel transformador de su realidad. En varios casos se reforzó esta estrategia con la concepción de ventaja competitiva. Se priorizó el fortalecimiento del llamado capital social o capacidad de identificar y disponer de los recursos locales. Se incorporaron plenamente los conceptos de desarrollo endógeno, equidad, sustentabilidad y participación.

A mediados de la primera década de este siglo, se conjugaron aspectos de la estrategia de desarrollo económico local con la correspondiente al desarrollo territorial, logrando una mayor consistencia del trabajo a nivel de las comunidades y territorios. Se ha puesto mayor atención en el desarrollo tecnológico y la formación de recursos humanos con el objeto de lograr rendimientos crecientes de producción. Sin embargo, desde su nacimiento las estrategias de desarrollo local han utilizado la concepción económica neoliberal conocida como teoría del rebalse, por la cual hay que procurar que los capitalistas se hagan más ricos para que inviertan y generen mayores puestos de trabajo, lo que hace más desigual la distribución de la riqueza a nivel local.