El cadáver de Paniagua fue encontrado por su misma familia que salió a buscarlo desde la madrugada de ayer. / Diego García


Hoy será sepultado en el cementerio de Colón, La Libertad, Eduardo Paniagua Pérez “Guayo”, de 65 años, el motociclista que fue arrastrado por la corriente en el kilómetro 15 de la carretera Los Chorros, en jurisdicción de Santa Tecla, el pasado martes 9 de julio.

El hijo del fallecido, William Paniagua, afirmó que en compañía de otros hermanos y de un guía encontraron a su padre, en la quebrada Colón, a la altura de la colonia Alpes Suizos 2, en ese mismo sector.

Con los zapatos aún enlodados manifestó que desesperados por no saber del paradero de su padre, ayer a las 5:00 a.m., dispusieron a bajar la quebrada para buscarlo río abajo; con lazos atravesaron las pozas de agua, hasta que luego de una hora y media encontraron el cadáver.

Luego, llegaron los socorristas de Cruz Roja, Cruz Verde y Comandos de Salvamento, quienes se encargaron de recuperar el cuerpo, para que fuera reconocido por la Fiscalía General de la República y el Instituto de Medicina Legal.

Su esposa Juana de Paniagua dijo que su esposo salía todos los días a las 10: 40 a.m., a vender chocobabanos, chocosandías y gelatinas a los trabajadores de las empresas del Plan de La Laguna, en Antiguo Cuscatlán. Los productos los elaboraban entre ambos desde hace cinco años. “Era la forma de ganarse la vida para subsistir”, dijo la mujer.

“Te cuidas”, recuerda que le dijo el pasado martes cuando salió en su motocicleta, “Tenía que estar antes de las 12 (del medio día) en el Plan de La Laguna”, recuerda la viuda.

La víctima residía en la colonia El Espino, cantón Botoncillal, de Colón, La Libertad, donde era más conocido, como “Guayo”, dijo una vecina que lo conocía.

Sus hijos y un amigo de la familia recordaron que “Guayo”, fue arbitro de fútbol de la Liga Mayor A. Le pitó partidos a los equipos Alianza, Águila y FAS. “A La Unión lo llevaban en helicóptero cuando le programaban los partidos en ese departamento”, dijeron.

Desde hace tres años dejó de pitar en los torneos de fútbol que organizaban las empresas o en las colonias, “Yo lo acompañaba”, manifestó su hijo Raúl Paniagua.

“Yo me enteré por las noticias” dijo la esposa de la víctima, en torno a la desaparición. En ese momento se trasladó al lugar, donde fue succionado por las tuberías del sector.

Un amigo de Paniagua dijo que la correntada se llevaba la hielera, el casco y la moto que había parqueado mientras pasaba la tormenta; la víctima salió a recuperarlas con la ayuda de otros motociclistas, pero cuando salió nuevamente a querer recuperar el casco, la fuerza del agua lo arrastró hasta un tragante que lleva el agua a la quebrada.