Las familias de los migrantes salvadoreños se enfrentan a una situación precaria en la educación, debido a que más del 80 % de hogares con miembros en el extranjero reciben remesas, pero solo alrededor del 10 % de estas se usan para educación de sus miembros, segun el estudio de la Fundación para la Educación Superior (FES), de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).

La fundación lanza hoy su cuarta publicación de la serie de investigaciones Cuadernos FES, titulada “¿Irse? ¿Quedarse? ¿Volver?: Dinámicas migratorias y su efecto en la educación de los salvadoreños”, que expone las consecuencias de la migración en el capital humano del país.

La coordinadora de la FES, Carolina Rovira, aseguró que uno de los hallazgos del cuaderno es “la paradoja de la migración como fuente de remesas y por lo tanto de crecimiento económico para el país en los últimos 30 años”, pero a la vez “está socavando las posibilidades de desarrollo de su gente, y eso lo vemos en los resultados educativos de los grupos” analizados en la investigación.

“En promedio, las personas que se quedan en un hogar con migrantes, tienen menos educación que las personas con hogares que sí tienen migrantes. Esto es particularmente fuerte cuando el migrante es un padre o una madre”, explicó Rovira.

Los hogares sin migrantes pueden lograr una escolaridad promedio de 9.6 años entre sus miembros de 15 a 29 años; pero cuando falta uno de sus integrantes es solo de 9.2 años en este grupo poblacional. Cuando el sujeto que abandona el hogar es la madre o el padre, la escolaridad decae a 7.8 años, indica el estudio.

“Entre los que se quedan, los niños además de educarse menos en promedio, sufren la soledad y se quedan muy vulnerables emocionalmente”, agrega la investigación.

Los salvadoreños que retornan al país, siendo deportados o por voluntad propia, también tienen una mayor escolaridad que el resto de la población. En promedio, los que regresan tienen 7.7 años de educación, superior al promedio nacional de 6.8.

El director general de la ESEN, Everardo Rivera, explicó que, ante estos resultados, “la tarea más importante por lejos para que el país pueda avanzar, es apostarle al desarrollo de las personas, a la educación”.

El estudio se centra en tres grandes grupos, denominados “los que se van” que son los migrantes mismos, “los que se quedan”, las familias de dichos migrantes, y “los que regresan”, cuando éstos son deportados a El Salvador.

En total, la FES contabiliza a más de 2.5 millones de salvadoreños en el extranjero, el equivalente al 38 % de la población en el territorio nacional. Este grupo, según el estudio, tiene un mayor nivel de escolaridad frente a sus compatriotas que deciden quedarse en el país.

“Los migrantes tienen dos años de educación más en promedio que la educación nacional (...) es decir, la gente que se nos está yendo tiene un promedio de educación mayor de los que estamos acá”, explicó Rovira.

A nivel nacional, según datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM 2017) de la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc) retomados por la FES, la tasa de escolaridad se mantiene en 6.8 años, superando a penas los primeros ciclos de educación.

El migrante salvadoreño, en cambio, sobrepasa los 9.1 años de estudios, según cifras de la Organización Internacional de Migración (OIM); es decir, dos años más que una persona promedio en El Salvador, indica la FES.

Esta tendencia se mantiene, además, en el plano territorial. Los migrantes que proceden de zonas urbanas alcanzan hasta 10 años de escolaridad, frente a los 7.9 años que alcanzan los salvadoreños que viven en las ciudades del país.

La diáspora que tiene origen en las zonas rurales de El Salvador, en tanto, llega a 8.2 años de escolaridad, mientras los años de estudio de las personas al interior del país no superan los 5.1. A pesar de tener una mayor escolaridad en el extranjero sólo un 12 % de los migrantes salvadoreños logra estudiar afuera del país.

 

 

¿Cuáles son los hallazgos del estudio?

 

Fuga de talentos

El estudio señala que las personas más preparadas en el país, son quienes buscan una mejor oportunidad afuera del territorio.

 

Hogares sin escuela

El informe señala que las familias con migrantes tienen menor educación, porque esperan recibir remesas, o “ser llevados”, aún más cuando el migrante o es el padre o la madre.

 

Educación

Debe asumir que hay niños y jóvenes con crisis del abandono, por los padres que han migrado en busca de otras oportunidades.