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El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha pedido a los organismos del mundo del fútbol buscar "formas más fuertes y más efectivas" para "erradicar el racismo" en los partidos, tras los incidentes vividos el lunes en el duelo entre Bulgaria e Inglaterra, y ha afirmado que su organismo hará cumplir en todo el mundo las sanciones de prohibir la entrada de por vida en los estadios que impongan las asociaciones continentales a los aficionados con comportamientos racistas.

"Tras los cambios realizados en su Código Disciplinario en junio de 2019, la FIFA puede extender a todo el mundo cualquier sanción que una confederación o asociación miembro imponga por incidentes racistas, como los que ocurrieron en Sofía durante el partido de clasificación para la Eurocopa 2020 entre Bulgaria e Inglaterra", señaló la FIFA en un comunicado.

El lunes, en el partido de clasificación para la Eurocopa entre Bulgaria e Inglaterra en el estadio Vasil Levski de Sofía (0-6), el colegiado croata Ivan Bebek se vio obligado a detener el partido hasta en dos ocasiones por cánticos racistas desde la grada, mientras la policía búlgara trataba de desalojar a los aficionados ultras. A ellos se acercó incluso el capitán Ivelin Popov para pedirles que dejasen de comportarse de ese modo.

El estadio ya estaba parcialmente cerrado por la sanción de la UEFA por estas actitudes en los partidos ante Kosovo y la República Checa del pasado mes de junio. Muchos jugadores locales y su seleccionador, Krasimir Balakov, aseguraron no haber escuchado nada e incluso el técnico culpó a los seguidores ingleses. "Durante la segunda parte usaron palabras hacia nuestros aficionados que encuentro inaceptables", aseveró tras el partido.

Así, la FIFA anunció que espera "ser informada lo antes posible sobre las decisiones relevantes de los organismos disciplinarios de la UEFA en relación con este caso en particular". "Esto permitiría que las sanciones impuestas se extiendan a todo el mundo", añade.

Además, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, apeló a la colaboración entre organismos para acabar con la lacra del racismo. "Necesitaremos el apoyo de las autoridades públicas para ayudarnos a identificar y castigar a los culpables, pero probablemente también necesitemos pensar más ampliamente sobre lo que podemos hacer para solucionar esto", indicó.

"Cuando propusimos el procedimiento de tres pasos en 2009 cuando estaba dirigiendo la UEFA e hicimos las regulaciones aún más estrictas unos años más tarde, no podríamos haber imaginado que tan poco tiempo después tendríamos que pensar nuevamente en cómo combatir esta desagradable enfermedad que parece empeorar en algunas partes del mundo", continuó el mandatario suizo.

"Pido a todos los órganos rectores del fútbol que se unan a nosotros y piensen juntos en formas nuevas, más fuertes y más efectivas para erradicar el racismo en el fútbol. Como punto de partida, sugiero que todos los organizadores de competiciones promulguen regulaciones que prevean la prohibición de entrar de por vida en los estadios a aquellos que sean declarados culpables de comportamiento racista en un partido. La FIFA puede hacer cumplir esas prohibiciones a nivel mundial", finalizó.

La UEFA pide la colaboración de los gobiernos

Horas antes, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, pidió la colaboración de los gobiernos y las ONGs para atajar el rebrote del racismo en las últimas semanas en los estadios de fútbol, y expresó el compromiso de dicho organismo para "eliminar esta enfermedad" y marginar las "aborrecibles opiniones" de esta masa de 'aficionados'.

Además, recordó que UEFA es el único organismo del fútbol que sanciona a un jugador con diez partidos por comportamiento racista, el castigo más severo. "Creedme, la UEFA está comprometida con hacer todo lo posible para eliminar esta enfermedad del fútbol. No podemos permitirnos estar satisfechos con esto, debemos esforzarnos siempre por fortalecer nuestra determinación", advirtió.

Este mismo martes, el presidente de la Unión Búlgara de Fútbol (BFU), Borislav Mihailov, presentó su dimisión. La renuncia del exportero llegó horas después de que el Gobierno búlgaro se lo solicitase tras lo sucedido en el partido, aunque, inicialmente, desde su organismo advirtieron que no sucedería y que las autoridades políticas no podían "interferir".