La agencia de riesgo soberano Fitch Ratings pasó la perspectiva de la calificación de riesgo de la deuda salvadoreño de estable a negativa debido al deterioro de las finanzas públicas durante la pandemia, indicó ayer en un comunicado.

En tanto, mantuvo la calificación de riesgo en “B-” para El Salvador. En la escala de Fitch, el grupo de las “B” indica que el riesgo de impago está presente, pero se mantiene un limitado margen de seguridad y capacidad de pago oportuno que está condicionado a un entorno económico y de negocios.

El cambio de la perspectiva refleja, indicó la agencia en su comunicado, el deterioro en la sostenibilidad de la deuda pública como resultado de la ampliación del déficit fiscal y la contracción económica ante la crisis. Además incorpora las restricciones financieras por una mayor dependencia del Gobierno hacia la deuda de corto plazo, un limitado acceso al financiamiento adicional del mercado local y un panorama incierto para fuentes externas.

El Salvador ha enfrentado problemas para colocar los $2,000 millones que le aprobó la Asamblea Legislativa para enfrentar la crisis derivada del COVID-19. Si bien negocia más de $1,200 millones con organismos financieros para adquirir préstamos, aún tiene un porcentaje de la deuda que si no logra garantizar con multilaterales deberá acudir al mercado financiero externo, deteriorado y con incertidumbre ante el alto porcentaje de la deuda salvadoreña.

Además, debido a la caída de la recaudación tributaria y la falta de financiamiento externo, el Ejecutivo se ha visto obligado a recurrir a deuda local a través de Letras del Tesoro (Letes) y Certificados del Tesoro (Cetes), a una tasa de interés de 9.5 %.

Proyecciones

La agencia calificadora proyecta una “profunda” recesión económica de 4.8 % para 2020 debido al choque de la pandemia, así como una caída de hasta el 20 % de las remesas familiares. Sin embargo, tal como lo anticipa el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, prevé una “fuerte” recuperación del 5 % para 2021.

Se espera que la caída de los ingresos tributarios sea del 15 %, mientras se requerirá un esfuerzo de gasto público de $1,000 millones, un 3.5 % del PIB, para combatir la pandemia. Esto, advierte la agencia, se traducirá en un deterioro del déficit fiscal que prevé alcance el 10.5 % al cierre de 2020, tres veces más alto que el 3.1 % de 2019.

Esta situación conducirá a un deterioro de la finanzas públicas y la deuda pública alcanzaría el 85 % del PIB para 2020. Dado que los altos intereses de los compromisos financieros del Gobierno, se espera que la deuda alcance el 90 % en 2020, incluyendo las responsabilidades derivadas del sistema de pensiones.

La agencia advierte que el Gobierno enfrentará este año el pago de $328 millones en amortizaciones de deuda, además de honrar más de $1,000 millones en concepto de intereses por los compromisos financieros. “Si el financiamiento no está asegurado, el Gobierno podría enfrentar recortes presupuestarios difíciles y acumulación de retrasos”, sentenció.

A pesar de “los desafíos”, la agencia “espera que el soberano (el Gobierno) pueda cumplir con los pagos del servicio de la deuda de corto plazo”.

 

Finanzas públicas

 

Défitic

Mientras que el déficit fiscal para 2020 alcanzaría el 10.5 % del PIB, se espera que para 2021 sea de 7.2 % por el aumento de los intereses y la caída de los ingresos tributarios. Anticipa que será difícil una consolidación en 2021 debido a las elecciones legislativas de 2021.

 

Financiamiento

Vaticina que se requiera financiamiento adicional por $2,500 millones en 2021, sin incluir la deuda de corto plazo. Advierte también la aprobación de estos recursos podría complicarse debido a las elecciones legislativas y la composición del congreso salvadoreño.

 

Opciones

La agencia advierte que las opciones de financiamiento en el mercado local son limitadas, alcanzado los $1,500 millones. Incluyendo las emisiones en Letes y Cetes, a una tasa de interés de 9.5 %. Asegura que los préstamos con mutiladoras podría reducir el riesgo.