Esta asistencia ayudará a El Salvador a dirigir los fondos rápidamente a los sectores más afectados del país, incluido el sistema de salud, indicó el FMI. / DEM


El directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó ayer el desembolso de $389 millones para que El Salvador avance en sus medidas sanitarias y económicas, como parte de un mecanismo de financiamiento rápido para enfrentar la pandemia.

“Esta asistencia financiera de emergencia representa el primer desembolso del FMI a El Salvador en más de tres décadas en el marco de un acuerdo de préstamo”, indicó la entidad multilateral en un comunicado emitido la tarde de este martes, horas después de publicar que prevé una contracción para la economía salvadoreña en hasta -5.4 % en 2020 y una recuperación de 4.5 % para 2021.

Este paquete de ayuda corresponde al Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) que tiene la institución para apoyar a los países miembros a enfrentar la crisis sanitaria que socava la urgencia de pagos frente a la necesidad de fondos inmediatos para los sectores afectados.

“La pandemia de COVID-19 está afectando gravemente a El Salvador, creando una urgente necesidad de balanza de pagos. Las autoridades han adoptado medidas rápidas para mitigar las consecuencias económicas de la pandemia”, indicó Mitsuhiro Furusawa, director general adjunto y presidente del consejo de administración del FMI.

El Salvador se encuentra en cuarenta domiciliar obligada desde el pasado 21 de marzo para contener el brote del coronavirus. Dentro de sus medidas de asistencia, se ordenó la transferencia de $300 para las familias afectadas por la paralización de la economía, se ha otorgado moratoria de pago parcial a servicios básicos y se estructura un plan de incentivo económico para las micro, pequeñas y medianas empresas.

El vocero del FMI remarcó que es fundamental asegurar el desembolso oportuno así como “la transparencia y su rendición de cuentas”. Asimismo, el FMI indicó que es necesario ampliar el déficit fiscal para preserva la salud pública y contener el impacto económico por la crisis; sin embargo, matizó que la “estabilidad macroeconómica debe preservarse al permitir que estas medidas temporales concluyan el año entrante -una vez que la pandemia haya concluido- y al comprometerse a un ajuste fiscal gradual a partir del 2021”.

La institución recomienda aplicar un equilibrio fiscal primario arriba del 3 % del Producto Interno Bruto (PIB) para finales de 2024, así como colar la deuda en una trayectoria decreciente hasta alcanzar el 60 % del PIB para 2030 para asegurar el cumplimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal.