A cualquier empleado que se le atrase su salario mensual se le causa un desequilibrio en su economía doméstica y daños colaterales a su familia. Es el caso de los futbolistas de la primera división, a quienes, ingratamente, se les adeuda entre un mes y tres meses de salarios. Simplemente los dirigentes no les pagan sin que la Federación Salvadoreña de Fútbol (Fesfut) ni el Ministerio de Trabajo se muestren parte a favor de los afectados. Incluso, la Fiscalía General de la República puede intervenir, pues prácticamente se comete el delito de estafa y otros.

De 12 equipos en primera división, al menos siete, tienen deudas salariales con sus empleados. Conozco el caso de un futbolista que tiene tres meses sin recibir salario y a quien le llamaron del colegio para notificarle que sus dos hijos iban a ser expulsados por no pagar las colegiaturas. Otros jugadores se pasan quejando de no tener ni para el pasaje para trasladarse a los entrenos. Viven en lipidia a pesar de tener contratos por mil, dos mil dólares o más mensuales.

Los dirigentes de los equipos, generalmente políticos en ciernes (o ya curtidos) y a veces personajes con un lado oscuro, se aprovechan para figurar o ganar imagen como dirigentes de los equipos y no les importa hacer “aguantar hambre” a los futbolistas, la mayoría de ellos sin más forma de vida que jugar al fútbol. Hay dirigentes que prefieren pagarle a determinado “locutor deportivo” para que lo trate en diminutivo y hable cosas lindas de su persona, antes que pagarle a sus jugadores. He escuchado a narradores deportivos aconsejar a dirigentes para que no paguen a sus jugadores porque de esa forma “juegan mejor”. Esto es estúpido, pero es real.

Si bien la FIFA tiene su propia normativa ajena a la nomenclatura jurídica de los Estados y en ese contexto la Primera División reconoce como ente rector a la Fesfut, los futbolistas son ciudadanos y como tales la Constitución de la República los ampara y protege; por ende, el Ministerio de Trabajo y la Fiscalía deben intervenir. El Ministerio debe obligar a los directivos de los equipos a cumplir los contratos laborales; mientras que la Fiscalía debe perseguir los delitos que se desprendan del no pago de salario, por ejemplo: la evasión de impuestos, la apropiación o retención ilegal de las cuotas laborales, la estafa, la administración fraudulenta, lavado de dinero y un largo etcétera.

Hay dirigentes que a los futbolistas los ven como “esclavos” y al final de temporada les dan su finiquito a cambio de la deuda. De lo contrario, el jugador se queda ligado al equipo sin poder buscar otro, donde tenga la esperanza que las cosas mejorarán. Esto debe de cambiar. Los futbolistas deben organizarse y defender sus intereses. Deben crear una asociación jurídica a través de la cual hagan prevalecer sus derechos. Ellos están obligados a jugar de la mejor manera posible, pero también tienen derecho a que les paguen puntualmente sus salarios.

Uno de los problemas notorios de los futbolistas es la falta de solidaridad. Algunos que tienen la suerte de jugar en equipos con dirigentes responsables que pagan a tiempo, no se pronuncian a favor de aquellos que juegan en equipos con dirigentes mediocres que no les pagan a sus empleados. Los futbolistas salvadoreños deben dejar a un lado la desunión y formar un ente para protegerse y hacer valer su condición de trabajadores. Algunos periodistas deportivos y narradores deportivos (dos categorías distintas y bien marcadas en nuestro medio) deben ser más profesionales y dejar el servilismo ante los directivos. Ellos son responsables de que nuestro fútbol tenga en adjetivo de profesional, sin que sustantivamente lo sea. A los dirigentes hay que cuestionarlos, criticarlos, fiscalizarlos y solo, si es necesario, elogiarlos.

La FIFA no puede castigar al fútbol salvadoreño por el hecho de que ante la inoperancia de la Fesfut intervengan el Ministerio de Trabajo y la Fiscalía. ¿Cómo es posible que un equipo con patrocinadores y entradas, no tenga ni cinco para pagar a los futbolistas? Si un ciudadano no tiene capacidad de administrar un equipo de fútbol, pues que sea aficionado y que no busque ser dirigente. Así de fácil.

Por sanidad de nuestro fútbol, por justicia, por contrato laboral y por humanismo, a los futbolistas hay que pagarles sus salarios, de lo contrario debe imperar la ley. Las sanciones.