La jefa del ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, afirmó el martes que no descartaba la posibilidad de aceptar la ayuda de Pekín para resolver la crisis política en su territorio, ante unas protestas cada vez más violentas del movimiento prodemocracia.

La región semiautónoma del sur de China es escenario desde hace cuatro meses de protestas y acciones casi a diario que, en estos últimos días, han degenerado en violentos enfrentamientos entre policías y radicales, en medio de actos generalizados de vandalismo.

La decisión de invocar una ley de emergencia de la época colonial para prohibir el uso de máscaras durante las manifestaciones atizó todavía más la movilización.

Grupos radicales atacaron decenas de estaciones de metro, cuya compañía gestora es acusada de ser pro-Pekín, y la red de transportes se vio muy perturbada. Los manifestantes radicales también asaltaron comercios y empresas relacionadas con China continental.

El martes, los hongkoneses volvieron al trabajo después de un largo fin de semana.

Carrie Lam, muy criticada desde el inicio de la crisis por los manifestantes, estimó que su gobierno era capaz de solucionar la crisis, pero agregó que podría llamar a Pekín si la situación seguía sin control.

"Por ahora, sigo convencida de que tenemos que encontrar una solución por nosotros mismos. Es también la posición del gobierno central, que piensa que Hong Kong tiene que afrontar solo el problema", explicó en su rueda de prensa semanal.

"Pero si la situación empeora mucho, ninguna opción puede excluirse si queremos que Hong Kong tenga una segunda oportunidad", advirtió.

La crisis de las máscaras
Lam, nombrada en el cargo por un comité afín el gobierno de Pekín, ha recibido duras críticas de los manifestantes por su decisión de prohibir las máscaras, que, por otra parte, se utilizan mucho en una aglomeración traumatizada por la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) en 2003.

Como respuesta a esta prohibición, decenas de miles de manifestantes desafiaron a las autoridades el pasado fin de semana saliendo a la calle con el rostro tapado.

Hasta la fecha, un estudiante y una mujer de 38 años fueron inculpados el lunes por usar una máscara y fueron liberados bajo fianza.

Lam consideró que era "demasiado pronto" para decir si la prohibición era eficaz o no.

"Estarán de acuerdo en que se necesita tiempo para poner en marcha una nueva política o una nueva ley", argumentó.

Lam se negó a reaccionar a la sugerencia del diputado pro-Pekín, Ip Kwok-him, miembro del consejo ejecutivo, quien dijo que el gobierno de Hong Kong podría limitar el acceso a internet para luchar mejor contra la capacidad de organización de los manifestantes.

"Mientras haya medios para reprimir los disturbios, el gobierno no podrá descartar la posibilidad de prohibir internet", declaró el lunes a la AFP Ip Kwok-him.

Internet es una herramienta indispensable para el movimiento prodemocracia, que utiliza foros en línea y mensajerías encriptadas para organizar sus acciones de protesta.

Polémico tuit
Por otra parte, la televisión pública china CCTV anunció el martes que "suspende" la retransmisión de dos partidos de exhibición de la NBA previstos en China, debido a la polémica generada por un tuit de apoyo a los manifestantes de Hong Kong enviado el viernes por el director general del Houston Rockets de la NBA, Daryl Morey.

"Creemos que cualquier comentario que desafíe la soberanía nacional china y la estabilidad social no entra dentro de la libertad de expresión", dijo CCTV, explicando que por ello ha decidido "inmediatamente suspender" la retransmisión de los partidos previstos esta semana y "examinar su cooperación con la NBA".

La polémica estalló cuando Morey envió el polémico mensaje. "Lucha por la libertad, apoya a Hong Kong", escribió.

Poco después, varios patrocinadores amenazaron con dejar de apoyar al equipo de Texas y todos los actores principales del básquet estadounidense tomaron distancia del tuit de Morey.

Pekín expresó su malestar ante las autoridades estadounidenses por este "comentario erróneo", segn comentó el martes Geng Shuang, portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, quien consideró que "es inconcebible tener intercambios y cooperar con los chinos sin conocer ni comprender la opinión pública china".