Ovidio Guzmán, hijo del Chapo.


El gobernador del estado mexicano de Sinaloa, Quirino Ordaz, condenó este miércoles la forma en que se realizó el operativo fallido para detener al hijo del capo Joaquín "Chapo" Guzmán el jueves y la violencia que desató.

"Condenamos que el operativo se haya realizado como se hizo, lamentamos la situación, todo lo que nos ocurrió (...) nos llena de coraje e impotencia", dijo Ordaz, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El jueves pasado, en Culiacán, la capital de Sinaloa, fuerzas federales lanzaron un operativo contra Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, al que lograron capturar. Pero ese mismo día tuvieron que liberarlo después de que el cartel de Sinaloa respondiera provocando una batalla campal en las calles de la ciudad, algo nunca visto en las décadas en que México ha combatido al narcotráfico.

Ordaz sostuvo que Sinaloa "había estado tranquilo, Culiacán había estado en sana paz" y que se había avanzado en combatir el estigma de violencia que marca ese estado, que se extiende por la costa del Pacífico norte mexicano y donde han nacido los mayores narcotraficantes del país.

El gobernador criticó el no haber sido informado del operativo y subrayó que se había mantenido en contacto con el gabinete de seguridad.

Indicó además que se han enviado 400 elementos de las fuerzas federales para resguardar Culiacán y aseguró que Culicán ha recuperado ya su habitual ritmo de vida.

El martes, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, reconoció que no estaba al tanto del fallido operativo, que ha desatado numerosas críticas pues es visto como una humillación para el Estado mexicano.

El Chapo Guzmán, que llegó a ser considerado el narcotraficante más poderoso del mundo, fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017.

Tras un período de peleas internas, sus hijos han asumido el control del cártel de Sinaloa, junto con su cofundador, Ismael "El Mayo" Zambada.