No hay daños por el enjambre sísmico. / Rosa Fuentes


Los habitantes de los municipios de Berlín, Alegría y Santiago de María, en Usulután, han guardado la calma ante el enjambre sísmico que inició el pasado 30 de mayo, después de un sismo de 6.8 grados.

“La población está a la expectativa y nosotros también por el enjambre sísmico que se ha presentado, pese a que la mayoría de temblores no son sentidos”, dice Luis Quintanilla de la unidad ambiental de la alcaldía de Berlín.

Las municipalidades monitorean cerros como el llamado Pelón, luego de 28 sismos registrados por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN). De esos, cinco han sido sentidos.

“Sentimos como cuatro temblores algo bonitos, yo salgo corriendo para el patio con los nietos; uno se aflige porque estas casistas no aguantan mucho”, sostiene Nicolás Jurado quien, a sus casi 70 años, asegura que no es la primera vez que viven este fenómeno natural.

El MARN dice que el origen del enjambre sísmico son las fallas de origen, pero que no descartan que exista cierta relación con el temblor de la madrugada.

“Nosotros en Alegría estamos pendientes de la empresa productora de energía, porque los habitantes aledaños a la zona manifiestan que se escuchan sonidos anormales desde la fábrica”, asegura Mauricio Hernandez, de la Unidad de Medio Ambiente de la comuna de Alegría. Hasta el momento no se reportan daños en los municipios.

El MARN también informó que después del sismo de 6.8 grados han ocurrido 48 réplicas, de las que se han sentido 25. La réplica más sentida fue de 4.9 ocurrida tres minutos después del sismo de origen.

Según la entidad, esta actividad sísmica es por el procesos de subducción entre la placa de Cocos y del Caribe.