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Guardias y vigilantes retirados de una prisión en Tennessee (sur de Estados Unidos) le pidieron el martes al gobernador del estado que perdonara a un preso condenado a muerte, alegando que salvó la vida de tres miembros del personal.

Nick Sutton, de 59 años, fue sentenciado a muerte por el asesinato en enero de 1985 de otro prisionero, Carl Estep, mientras estaba cumpliendo cadena perpetua por matar a su abuela, en 1979.

El reo, también condenado por otros dos asesinatos, debe ser ejecutado el 20 de febrero.

Pero sus abogados, con el respaldo de al menos siete funcionarios penitenciarios actuales y que ya trabajaron en esta cárcel, además de algunos familiares de sus víctimas, han presentado una solicitud de clemencia al gobernador republicano Bill Lee.

"Le debo mi vida a Nick Sutton", dijo el oficial de penitenciaría Tony Eden, explicando que cuando los reclusos intentaron tomarlo como rehén durante un motín en la prisión de 1985, Sutton lo ayudó al escoltarlo a un lugar seguro.

En 1994, ayudó a otro guardia de la prisión que había caído y perdido el conocimiento al alertar a otro personal.

Sutton también ayudó a salvar la vida de dos reclusos, según sus abogados.

"Vi a Nick crecer y cambiar durante muchos años, y creo firmemente que Nick Sutton no es el mismo hombre que fue juzgado por asesinato capital", escribió Eden en una declaración jurada.

"Nick Sutton es un excelente ejemplo de la capacidad de cambio de una persona y de que los condenados por asesinato pueden ser rehabilitados", señaló.

Después de una pausa de nueve años, Tennessee restableció la pena capital en 2018 y desde entonces ha matado a cinco reclusos, tres de ellos usando la silla eléctrica.

El año pasado, según el Centro de Información sobre Pena de Muerte, 22 prisioneros fueron ejecutados en siete estados de Estados Unidos: Alabama, Florida, Georgia, Misuri, Dakota del Sur, Tennessee y Texas.