Fue el pasado 2 de abril cuando el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, sentenció que el “pico de la enfermedad COVID-19” llegaría al país centroamericano “para finales de abril, principios o mediados de mayo”.

La curva de contagios, sin embargo, se precipitó al comenzar el mes de junio, cuando a los tres días del presente mes se registraron 12 muertes en un solo día, mientras que en mayo nunca se superó los cuatro fallecimientos diarios.

El departamento más afectado con la mayor cantidad de casos, es, con diferencia, el de Guatemala -donde se encuentra la capital del país, que concentra un 68,95 por ciento de los contagios.

Le sigue Escuintla, en la costa sur, con 4,86 por ciento de los registros; mientras que San Marcos (al oeste de la capital y colindante con el sureste de México- contiene el 4,03 por ciento.

Fuentes oficiales, sin embargo, han advertido de la posibilidad de que la COVID-19 incremente su impacto al interior del país en las siguientes semanas, debido al comportamiento natural de la pandemia.

El Gobierno ha intentado aplanar la curva de contagios con disposiciones presidenciales renovadas cada fin de semana, en el marco del estado de calamidad pública (prorrogado por quinta ocasión el pasado 25 de junio), como la prohibicion de circulación entre departamentos y el toque de queda vespertino establecido desde el pasado 22 de marzo.

El domingo por la noche, el presidente Giammattei anunció cambios en la prohibición para circular desde y hacia algunos departamentos, reduciendo la medida a Guatemala, Escuintla, Sacatepéquez y Quetzaltenango.

En el mismo mensaje, Giammattei valoró positivamente que el país tenga menos casos y decesos que Ecuador y Chile, dos naciones con poblaciones similares en cuanto a habitantes, aunque el mandatario no hizo referencia a la cantidad de pruebas en ambos países: Guatemala no supera las 100.000 mientras Ecuador ha procesado al menos 130.000 y Chile rebasa las 800.000, según diversas fuentes.

Pero, según diversas fuentes a nivel internacional, Guatemala es uno de los países que menos pruebas efectúan en el continente americano, con un promedio aproximado de 1.400 tests diarios, muy por debajo de la media de la región que redondea las 4.000 pruebas cada 24 horas.

Desde que el pasado 13 de marzo se detectó el primer caso positivo de coronavirus -y dos días después falleció otra persona positiva a la infección-, al menos 1.100 funcionarios y servidores públicos guatemaltecos se han contagiado de la COVID-19 y 16 han fallecido.