Contrario a la tradición de anteriores gobiernos que presentaban a sus gabinetes en conjunto, el futuro presidente Bukele, parece que lo va a dar en cuentagotas, lo cual, hasta puede ser una ventaja porque dará la oportunidad de examinar a cada titular de cartera con mayor detenimiento.

Por el momento “habemus” Canciller de la República: Alexandra Hill, una persona de reconocida trayectoria profesional con experiencia en áreas afines a su nueva responsabilidad, que le dan credenciales para el desempeño de políticas públicas nacionales e internacionales.

Esto imprime credibilidad a su futuro protagonismo como representante de los mejores intereses del Estado, lo cual significa la reconstrucción –prácticamente desde cero–, del servicio exterior de El Salvador.

Alexandra promete ser una buena selección que permitirá al país recuperar el prestigio despilfarrado por los dos últimos gobiernos, con una cancillería sumisa que, además de traicionar a países amigos y socios estratégicos tradicionales como Taiwan y Estados Unidos, hizo de El Salvador el servil cómplice de las dictaduras cubana, venezolana y nicaragüense.

Las fortalezas que tendrá que servirse para enfrentar una cartera con presupuesto, pero sin suficiente liquidez, que debió haber recibido el gobierno saliente, en una transición en la que, por razones que aún tiene que explicar el futuro presidente, no se le ha pedido rendimiento de cuentas por el manejo de los recursos del Estado. Las preguntas que debe estarse haciendo la futura Canciller, entre otras, son: ¿Cómo va ser la futura Canciller, la conexión de la política interna con la exterior, más allá de mandato constitucional? ¿Cómo va ser el desempeño de la futura canciller en el convulso de las relaciones internacionales? Debe hacer un diagnóstico con una mirada salvadoreña, propia de nuestros intereses, valores, riesgos y oportunidades en el mundo ¿Qué criterios va emplear para redefinir el interés nacional?

En el manejo de los asuntos de Estado, toda política involucra intenciones, pero que se hace necesario diferenciar, entre el interés nacional y el poder político. El poder político es necesario para alcanzar el interés nacional para lo cual se necesita de criterios solidos y experimentados para evaluar los intereses que están en juego en cada situación, y de tal manera tomar en cuenta los cursos de acción más calificados que dan surgimiento a circuitos de poder.

Necesitamos un cuerpo diplomático con formación técnica, pulido de conformidad a la cambiante política mundial, para estar preparados en las intervenciones de foros internacionales. Para encontrar respuesta a tales interrogantes se sugiere abocarse con personas con experiencia que han ocupado en gobiernos anteriores cargos diplomáticos y que por su trayectoria pusieron el alto a El Salvador.

A usted, le corresponderá escoger a las personas idóneas para depositar en ellas la enorme responsabilidad de recuperar la dignidad de país. A usted le corresponderá, asimismo, velar por la formación de nuevas generaciones de agentes del servicio exterior; la irreductibilidad del territorio nacional; coordinar y articular nuevas alianzas estratégicas; valerse de los avances tecnológicos para agilizar las relaciones con otros gobiernos; humanizar si no contribuir a frenar, la diáspora de salvadoreños; propiciar ayudas y programas de cooperación técnica, económica y cultural con otros países; definir relaciones con China Continental y Cuba, entre otros.

En pocas palabras a usted le tocará hacer historia en su nueva gestión para lo cual debe contar con el apoyo de personas interesadas en la reconstrucción de El Salvador. De nuestra parte reciba nuestro decidido apoyo a usted como persona y funcionaria en quien depositamos la confianza que, estamos seguros, merece.