Una de las fotografías captadas por Héctor Calero, el 13 de enero del 2001, en la carretera Los Chorros. /DEM


El comunicador, Héctor Calero, tiene un recuerdo sombrío del terremoto del 13 de enero del 2001, que no sintió. Se salvó de morir soterrado por un derrumbe de piedras en la carretera conocida como Los Chorros.

Era sábado y tenía planeado un viaje con su familia a Juayúa. Viajaba en un pick up, con unas 14 personas en él.
“Por alguna razón, cuando agarré la bajada de Los Chorros, normalmente manejo moderado, pero ese día iba como que era alma que lleva el diablo, por alguna razón iba bien rápido”, relata.

Dice unos 60 metros antes de la pedrera, sintió que el carro saltó de carril en carril “vi a través del retrovisor una enorme piedra, que venía sobre el pick up y justamente se detuvo a 50 centímetros del pick up, en la parte de atrás; los gritos despavoridos de los que iban atrás fueron terribles. Inmediatamente nos cubrió una capa de polvo y se oscureció por unos cinco minutos; de hecho, yo me despedí de mi esposa, estamos soterrados aquí, ya no hay posibilidad de nada, mi percepción era: Estamos soterrados”, relata Calero a Diario El Mundo.

El miedo de estar soterrados se fue disipando a medida la capa de polvo dio paso a la luz. La adrenalina de la comunicación vive en Calero, y luego de constatar que su familia estaba bien, sacó la cámara fotográfica que siempre porta y empezó a retratar el derrumbe. Intentar hablar por teléfono era un caos y solo una emisora de radio transmitía, a través de la radio se enteraron que un terremoto había ocurrido.

Otra de las fotografías captadas por Héctor Calero el 13 de enero del 2001. / DEM.

“Vi a través del retrovisor una enorme piedra que venía sobre el pick up y justamente se detuvo a 50 centímetros del pick up”. Héctor Calero, sobrevivió al derrumbe de los chorros en 2001

“Me acuerdo que vi vehículos, delante de nosotros quedó un bus de los que van a Guatemala, justamente en la pedrera y ahí sí se oía una gritazón horrible”, describe Calero que también atrás de ellos, los carros quedaron soterrados.

Los carriles de arriba estaban tapados por las piedras, pero hacia Lourdes, el carril izquierdo había quedado libre, así lograron salir de la zona del derrumbe. “Salir fue una odisea, me tardé 10 horas para llegar a mi casa”. De esas 10 horas, tres horas tardó en salir del lugar del derrumbe a Lourdes, en el municipio de Colón.

Con el tiempo, su familia decidió volver a pasar por el lugar, cuantas veces fuera posible para superar el trauma, pero afirma “aún no se ha superado”.